Este lunes 26 de agosto es un día especial para los fanáticos del cuarteto. El Bon Q’ Bon está cumpliendo medio siglo. El mítico bar de Olmos y Maipú fue lugar de encuentro para grandes referentes del tunga tunga por lo que fue apodado “la oficina cuartetera”.
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En la época en donde no existían las redes, los protagonistas del circuito musical cordobés se juntaban a tomar un café, firmar contratos, arreglar shows, entre otras cosas. Su cercanía con radio LV2 hacían que el lugar fuera ideal como punto de encuentro.
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El Bon Q’ Bon fue testigo de un sinfín de historias, algunas conocidas y otras ocultas. El recinto se convirtió en un sitio histórico de La Docta y en la actualidad sigue vigente. Más de 50 después los fanáticos del cuarteto puedan ir a tomar algo y sentirse como en casa
Un poco de historia
El mítico local abrió sus puertas en 1974 de la mano del comerciante Rodolgo Micolini junto a dos socios. Su nombre significa “Bueno que Bueno” en portugués (aunque mal traducido) dando inicio a un “punto de partida hacia un viaje de ilusión”. El lugar tuvo la particularidad de recibir a su clientela los 365 días del año durante las 24 horas del día.
Por ese entonces los cuarteteros, folkloristas, trabajadores del radioteatro, locutores, sonidistas y demás, que salían de la antigua radio LV2 ubicada a mitad de cuadra, se juntaban en el bar porque era el único lugar donde tenían teléfono, medio clave para los artistas.
En 1983 el bar cambia de dueño hasta que termina en manos de Fernando “Payo” García. Años más tarde decide llamarlo “New Bon” por problemas legales. A fines del 2004, luego de que La Mona volviera a regrabar en vivo la canción Bon que Bon, el barcito regresó a su antiguo nombre, el cual conserva hasta la actualidad.
En el año 1987, el autor y compositor cuartetero Aldo Kustin, como era su costumbre habitual, se ubicó en la mesa central del bar e inspirado comenzó a escribir la letra de la canción dedicada al famoso lugar a modo de homenaje. La misma fue interpretada tiempo más tarde por Jiménez, grabada en vivo en el disco “En Vivo en el Estadio Atenas”.
Con medio siglo de vida, el barcito continúa firme compartiendo sus recuerdos. Las paredes del local son un fiel reflejo de las grandes figuras que tuvieron su paso y dejaron su huella tanto en el lugar como en la historia de la música popular de Córdoba.
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