Martín Pampiglione, el carismático músico de Los Caligaris, fue parte de la nueva entrega de Tomalo como quieras. Aunque la banda no es 100% cuartetera su conexión con el género cordobés es innegable, con homenajes en más de una ocasión y elementos del tunga tunga en casi todos sus discos.
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“Al principio nos presentaban como una banda de cuarteto y no somos una banda pura de cuarteto, somos una banda de fusión”, afirmó Pampiglione, destacando la diversidad artística que caracteriza al grupo.
Circense desde la cuna
El amor por el circo es fundamental en la vida de Martín. “Yo nací en un circo. De niño ya me imaginaba siendo una artista de circo”, comentó con orgullo, recordando sus raíces familiares. Su historia está marcada por la movilidad constante de la vida circense, lo que le trajo desafíos, como su educación. “Veníamos a Córdoba y estábamos cuatro meses y tenía los mismos compañeros ese tiempo. Después me iba a un pueblo e iba al colegio una semana. Y a veces los colegios no nos querían aceptar”.
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Esta lucha por la inclusión educativa no fue en vano. La madre de Pampiglione, con determinación, le escribió al presidente Alfonsín para que se creara un proyecto de ley que permitiera a los chicos del circo sean aceptados en la educación pública. “Y al final salió la ley, hay que agradecerle”, resaltó, dejando en claro el impacto que tuvieron esos esfuerzos en su vida y en la de muchos otros.
La conexión entre los integrantes de Los Caligaris es profunda. “Los Caligaris es mi familia, realmente vivo más tiempo con ellos que con mi propia familia”, reveló Martín, quien ha compartido 27 años de experiencias, tanto “divinas como terribles”. En este camino, el grupo cultivó una organización muy horizontal. “Acá no hay ninguna figura. Yo puedo ser el cantante, pero no soy más importante que tal vez un asistente”, explicó, reflejando un ethos de colaboración que recuerda a la dinámica del circo.
A través de sus vivencias, Pampiglione forjó una identidad artística que, sin ser cuarteto puro, sigue resonando en La Docta. Esta fusión es lo que hace que Los Caligaris sean únicos y representen una parte fundamental de la cultura cordobesa.