Juan Carlos Jiménez Rufino celebra 74 años. Como todo artista popular abreva en diferentes sectores de la sociedad. Uno de ellos es el mundo del rock.
La Mona conectó con esa cultura de muy pibe, cuando bailaba rock and roll y cantaba en los cabarets junto a su padre. Pero hay varios hitos que sembraron ese vínculo: desde cuando asistió a la prueba de sonido del Adiós Sui Generis en Córdoba, el 12 de septiembre de 1975; pasando por la vez que rescató a Luis Alberto Spinetta, quien debía tocar en Córdoba pero el colectivo que transportaba sus equipos se quemó en Marcos Juárez el 10 de junio de 1988; hasta la vez que tocó en Cemento, el icónico lugar del under argentino, el 18 y 19 de junio de 1989.
En el medio y después innumerables encuentros con artistas de rock.
Uno de los rockeros que se subió al escenario con La Mona es Andrés Calamaro, quien cuando vino a presentar Alta Suciedad a La Vieja Usina a fines de los 90 aprovechó la invitación de Jiménez y fue al baile en Estadio del Centro e hizo todo el set de percusión con el cuartetero.
Al ser consultado por ElDoce.tv sobre aquel show, Calamaro contó: “Tocamos juntos, antes comimos. Me dejó ponerme sus trajes, sacarnos fotos y más cosas que son nuestras. Me dijo que cante ‘Flaca’ y yo le puse como condición tocar el concierto entero al lado de Bam Bam Miranda, que recordamos mucho en Córdoba y en el mundo”.
“Qué gran artista popular y especial que tenemos con Carlitos La Mona Jiménez. Es la reencarnación de todo lo que siempre quisimos tener Los rockeros. El hombre total, el artista total que escribe letras y que canta tangos. Rey del cuarteto Y de su pueblo que lo ama, y de sus compañeros que lo aman y yo también lo amo”, expresó el Salmón.
Volviendo al mítico show de Cemento, cuando desembarcó en ámbito under de Buenos Aires convocado por Omar Chabán, presentado por Katja Aleman y custodiado por Fito Páez, la rompió toda ante el hostil público rockero de aquella velada. Hilda Lizarazu evocó: “Me dio curiosidad y fui a verlo. Siempre el personaje me pareció muy cordobés, muy excéntrico, exótico y colorido”.
Los escupitajos tan comunes en el público punk a modo de agradecimiento a sus artistas no le gustaron nada a Jiménez.
El tecladista de El Kuelgue, Santiago Martínez, era un habitué del antro rockero y contó cómo fue aquel show: “Recuerdo que en el final de los 80, Fito Páez lo invitó a cantar a Cemento. Fue muy loco ese crossover entre la música de cuarteto y la cosa under porteña que se estaba dando acá. La Mona cuenta que estaba la moda de escupir a los artistas en ese momento con el punk, pero dejame de joder. Todos preferimos que nos aplaudan”.
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El 30 de enero del 2000, Jiménez se tomó revancha e hizo delirar a más de 55 mil personas en el Monumental de River por el ciclo Argentina en Vivo, de cual participaron Kapanga y Los Auténticos Decadentes, quienes un año antes habían estado en el Sargento Cabral, la casa del Mandamás.
Jiménez, el punto de conexión de tribus
Alguna vez el escritor Fabián Casas escribió que prefiere a esas personas que son soldadoras antes que soldados. Es decir, que ayudan a que las diferencias se borren y las personas se unan. En ese sentido, el Mandamás fue un punto de conexión con todos las tribus de todos géneros, incluso el rock.
El Zorrito Fabián “von” Quintiero explicó: “Siempre con los rockeros ha sido afectuoso, respetuoso e integrador. Yo se lo agradezco porque es hermoso que la música pueda juntar distintos géneros arriba y abajo del escenario”.
“Poder compartir, poder tomar algo, reírnos, hablar de cualquier cosa. Con la Mona uno se puede juntar, puede sentirse muy a gusto y sentir que está con alguien que es muy importante para un montón de gente”, profundizó a este medio el tecladista de Charly García.
Un ejemplo claro es que es el único artista no folklórico ni rockero que tocó en el tradicional festival Cosquín de folklore y en el Cosquín Rock, los dos festivales más importantes del país para cada uno de los géneros.
Adiós Sui Generis en Córdoba, el primer vínculo
Con respecto a su primer encuentro con rockeros, al menos público, La Mona asistió el 12 de septiembre de 1975 a la prueba de sonido del Adiós Sui Generis, la despedida del dúo en Córdoba. Fue con un show en Atenas a sólo una semana de los emblemáticos Luna Park.
“El entorno -técnicos, asistentes, incluso fans- me marginaron. Decían: este es negro, hace cuarteto. El único que aceptó tomar una cerveza conmigo fue Nito Mestre”, contó el cuartetero a Clarín en 1999.
Para recordar aquel encuentro tomamos contacto con Nito. “Tuvimos muchísimos encuentros en nuestra vida y siempre fueron muy divertidos. Recuerdo la vez que cantamos en una fiesta de la Mona el tema ‘Rasguña las Piedras’ con toda tu banda, fue fantástico realmente. Pasaron muchos años del encuentro nuestro en el Adiós Sui Géneris, el 12 de septiembre del 75, y no lo recuerdo bien, pero si todos los demás”.
La Mona del millón de historias
Pity Álvarez, quien vivió un tiempo en Córdoba y llegó a formar una banda paralela con las integrantes de la banda cordobesa Lucila Cueva, fue un habitué de los bailes de Jiménez en el Sargento Cabral. Terminaron haciendo una gran amistad y grabando juntos.
Antes se cruzó con Pappo, con quien salió de juergas por Córdoba y protagonizó innumerables anécdotas. También tuvo encuentros con Charly García cuando el bigote bicolor presentó en Córdoba Demasiado Ego. “Somos los dos Carlos”, dijo Jiménez a La Viola en aquel encuentro. Antes, en 1986 García asistió a un show que el Mandamás dio en el Parque Sarmiento por la Paz, donde tocó Hablando a Tu Corazón.
Hay una visita tras bambalinas en 1989 de un show de Soda Stereo. La foto fue publicada por la Mona Jiménez el 4 de septiembre de 2014, cuando murió Gustavo Cerati: “Gracias por tu música, Gracias por tu magia. ¡Serás eterno! Que descanses en paz Gustavo...”.
Divididos se acercó a la Mona con Sobrio a las Piñas, una tema de 1998 que en el medio hacer una mención a Quién Se Ha Tomado Todo el Vino, el tema que popularizó el Mandamás.
La nómina incluye encuentros con Juanse, quien lo acompañó en su desembarco en Cosquín Rock; Pipo Cipolatti y Horacio Fontova quienes hicieron el aguante durante su show en Cemento; El Pato Fontanet, que en 2019 subió a cantar El Marginal en el Sargento Cabral y así cientos de historias. Incluso el rock de Córdoba grabó un disco de versiones de Jiménez llamado Mona Tributo.
Trajes, bailes y más saludos
En la década del 90 Jiménez no era tan aceptado en la cultura rock. Kapanga fue uno de los grupos que lo reivindicó cuando el público rockero miraba de reojop al cordobés. Las historias son varias y empezaron cuando el Mono Fabio, en plan fan subió a cantar La Agujita de Oro en Cemento, 10 años después tocaron juntos en el Monumental y más tarde el frontam del grupo apareció con una remera del Mandamás en la primera edición del Cosquín Rock, en febrero del 2001. La banda grabó en sus discos varias versiones de Jiménez.
Por sus bailes, por sus trajes, por su música y por su onda, el saxofonista de Los Redondos, Willy Crook, definió a Jiménez como el James Brown argentino. Para cualquier persona ajena al universo cuartetero ir a un baile es una puerta de entrada a un ritual único e inclusivo.
“Fui a un baile en La Vieja Usina. Recuerdo que estaba como en un balconcito. Y estaba buenísimo ver todo lo que implicaba un baile. O sea, veía a la gente, veía a la banda, veía a la Mona que venía, que iba. Fue un montonazo”, explicó a ElDoce.tv la guitarrista y cantante de Eruca Sativa, Lula Bertoldi.
“Es un héroe del ritmo. Lo admiramos mucho, aparte ha pegado siempre unos lookazos muy funkeros también. Respeto máximo para la leyenda en vida, la leyenda activa”, se sumó Dante Spinetta.
Hoy, la importancia de Jiménez es tal que nuevas generaciones que nunca fueron a un baile quieren conocerlo y saber de qué se trata la experiencia, tal el caso del referente del trap, Dillom: “Todavía no tuvimos la oportunidad de conocernos. Ojalá algún día pueda tener el placer de que nos veamos y tengamos alguna charla, una juntada. Pero bueno, respeto al máximo mi parte. Una leyenda viva de la música”.