En 1997 Rodrigo Bueno lanzó su primer disco grabado en vivo titulado La leyenda continúa. A 25 años, Darío Vilta, músico de la banda que acompañaba al Potro, recuerda su historia y cómo fue que decidió grabar el material con su público.
Antes de lanzarlo, los shows del cuartetero en Buenos Aires eran escasos. En aquel tiempo, la música de Rodrigo estaba ligada a la cumbia, aunque no le gustaba. "Lo obligaban a cantar esos temas, le costaba muchísimo", recuerda Darío.
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En una de sus giras por Buenos Aires, el Potro tomó la decisión de que la grabación del disco sea en vivo en un escenario que no era habitual para la banda. "Se le ocurrió de un día para el otro", expresó Vilta.
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Por esos días a Rodrigo le iba muy bien en Fantástico Bailable, explotaban, por lo que todos pensaron que sería en ese lugar, pero él insistía en hacerlo en Metrópolis, un escenario donde no les iba tan bien.
El show empezó con algunas canciones que ya se venían tocando en otros shows y en la segunda selección empezó la grabación, que se hizo tema por tema en el orden que finalmente salió. "Fue una noche soñada. La rompió, como nunca explotó Metrópolis", recuerda.
El disco se grabó en vivo y se publicó tal como sonó aquella noche. Para comprender cómo funcionan las grabaciones, Darío cuenta que las bandas cuando graban canciones en vivo, se realiza con sistema "multipista". Luego, en el caso que sea necesario, permite perfeccionar el trabajo.
Después del lanzamiento del disco en donde también se grabó Lo mejor del amor, los empezaron a llamar de todo el país. Hasta ese momento, el grupo no tenía tanta regularidad de toque, pero la popularidad que les dio La leyenda continúa los llevó a hacer shows viernes sábado y domingo en Buenos Aires y a hacer algunas presentaciones en Córdoba, donde no les iba tan bien.
Los sueños pendientes del Potro
Darío Vilta recuerda al Potro y cuenta algunos de los sueños del artista que le quedaron pendientes. El principal, que en gran parte lo logró, era llevar el cuarteto a todos lados. En su último año de vida donde se vivió el "boom", pudo pisar grandes escenarios y batir un récord: 13 presentaciones consecutivas en el Luna Park.
El segundo deseo por cumplir, estaba vinculado a su pasión por Belgrano, el club de sus amores. El cantante soñaba con llegar a ser el presidente del Pirata de Alberdi.
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Su último sueño, según Vilta, era más personal. "Soñaba con formar una familia", contó.
Entre tantas anécdotas vividas, mientras todos disfrutaban del éxito del cantante, Darío recuerda que a Rodrigo "ya lo veía triste". Fue tal la fama que alcanzó, que tuvo que alejarse de actividades cotidianas. "Fue muy lindo lo que logró, pero otra parte de su vida no la pasó bien", finalizó.
Rodrigo Alejandro Bueno fue un artista que marcó un antes y un después en la música popular. A más de 22 años de su partida, el legado del Potro continúa vigente y se mantiene presente en la memoria de todos los fanáticos.