En la historia del género popular cordobés hay un capítulo poco conocido por las nuevas generaciones, que todavía ven algo extraño en el cuarteto las voces femeninas. En la década de los 70', un grupo integrado por tres mujeres revolucionó la escena y le movió el piso a "los cuatro grandes".
Ellas fueron Las Chichí, que primero aparecieron discográficamente, para luego convertirse en un boom arrasador gracias una movida publicitaria de su creador que hizo que todo el mundo se preguntara: ¿Quiénes son Las Chichí?
Mujeres sin rostro
La idea nace de un productor artístico de los 70’, Ranulfo Taborda, quien decide armar un grupo femenino de cuarteto y para ello busca algunas voces de mujeres.
En 1975, la RCA edita su primer disco: "A bailar el pasito cordobés con Las Chichí". En la tapa, una cerradura que dejaba ver la silueta curvilínea de tres mujeres, pero la imagen setentosa llegaba hasta su cuello y no dejaba ver sus rostros. Sus hits sonaban en todos lados pero nadie sabía quiénes eran. Esto alimentó la curiosidad de la gente que, cuando se anunciaron los primeros shows, agotó rápidamente las entradas.
Ante semejante éxito, Ranulfo decidió formar el grupo, pero quien había sido la voz principal en el disco se asustó ante la popularidad que tenía el cuarteto en Córdoba y se alejó del proyecto.
El Debut
La primera aparición en público fue con tres presentaciones en una misma noche: Rieles cordobeses, el Súper Deportivo y trasnoche en el Club Central de Río Segundo. Cuentan quienes estuvieron que había gente hasta en los techos.
Adriana Toselli era la voz principal, y a su lado estaban Mirta Caballero y Mónica.
Chébere, la banda de Las Chichí
“Para que te des una idea, Las Chichí eran Ulises Bueno, Damián Córdoba, Dale Q'Va y Q'Lokura juntos”, explica el Pato Lugones, quien vivió muy de cerca el fenómeno. Por ese entonces Chébere se hacía llamar Trulalá (nombre que después cederían a Manolito Cánovas). Tenían tan solo un año y no lograban hacerse un lugar en la escena.
Motivados por una necesidad económica de bancar la banda le propusieron a Ranulfo Taborda ser los músicos detrás de las tres voces femeninas, y actuar de banda soporte en sus presentaciones.
"Tocamos un año con ellas, eramos el grupo soporte y nosotros aprovechábamos para que la gente nos conociera", asume el histórico locutor, entregándoles gran parte del mérito en el crecimiento del grupo emblema del cuarteto. Así pasaron, de casi no conseguir bailes donde actuar, a tocar cuatro o cinco veces por semana. Esto habría provocado la salida de Sebastián del grupo, que no se habría bancado perder el protagonismo.
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"Nosotros abríamos la noche haciendo tres selecciones y después entraban ellas. Pero todo el mundo quería ver a Las Chichís, y algunas veces nos llevabamos silbidos, era una locura", recuerda. Después de 45 minutos de show femenino, las chicas se bajaban y Chébere hacía una selección más. Es decir, los músicos prácticamente ni se bajaban del escenario durante toda la noche.
Largas giras por toda la provincia hicieron que se generara una linda amistad: “Nos hicimos muy amigos, compañeros, ya sabíamos que nadie con nadie y había que guardar distancia", bromea Beto Guillén, histórico bajista del grupo.
Después de un año, Chébere se abrió “Duró una vuelta y chirolas, cuando hicieron la segunda vuelta ya no funcionó tanto. Nosotros nos abrimos, queríamos ver si podíamos llegar a algo siendo nosotros".
Un éxito fugaz
Con las Chichí, se produjo una ruptura respecto a una norma no explícita en la música, que validaba la presencia femenina en los grupos de cuarteto a través de un parentesco masculino. “No estaban legitimadas, no tenían un padre, un hermano ni un marido. Ese criterio machista imperaba para mostrarse en un escenario, para exhibirse", analiza Silvia Robles, periodista de Radio Nacional.
"Ellas fueron las chicas que se animaron, que lo hicieron sin referentes. Era una propuesta muy arriesgada, porque en esa época no había mujeres", asegura.
Después de ese año en las primeras planas, Adriana Toselli, la voz principal, se abrió para seguir haciendo escenario como "Adriana y Las Chichí", con Ranulfo Taborda, que fue su pareja hasta el 83', como su mánager y productor.
Tras la ruptura, la banda no duró mucho tiempo y después del furor de las primeras épocas la agrupación fue cambiando de nombres en sus filas.
A pesar de este éxito que fue fugaz, la existencia de Las Chichí fue fundamental para la aparición de distintas agrupaciones que copiaron la fórmula y se sumaron a ese ritmo alegre y picarezco cantado por voces femeninas, como Las Lobas, Las Lolitas, Boquitas o Las Peponas.
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