Hoy en día, hablar de Amboy es hablar de Gary. En estas tierras nació otro ilustre, Dalmacio Vélez Sarsfield, creador del Código Civil argentino. Pero desde el éxito cosechado por el cantante, primero en Trulala y después en su etapa solista, la gente llega desde todo el país a conocer este pueblito de 230 habitantes que para muchos pasa desapercibido.
Edgar Efraín Fuentes nació el 5 de febrero de 1962. Su familia, conformada por mamá, papá, su hermana Gabriela y su hermano Eduardo, vivió allí unos pocos años.
Edgar, a quien todos empezaron a llamar “Edgarito”, hizo hasta segundo grado en la escuela escuela Dalmacio Vélez Sarsfield, fundada en 1901 en uno de los pueblos más antiguos de la provincia.
Su papá era topógrafo y el avance del asfalto los llevó a mudarse de manera regular. Pampayasta Sur, Río Segundo, Camino Aldao, San Francisco, Córdoba, fueron algunas de las ciudades en las que vivieron.
“Eramos nómades por el trabajo de mi padre y después Gary siguió siendo nómade porque vivía viajando también, a casa venía muy poco porque vivía de gira”, explica Eduardo, su hermano, a casi 19 años de su muerte.
Su infancia fue como la de cualquier chico de pueblo del interior cordobés: andar a caballo, meterse en el arroyo, jugar al fútbol, pescar mojarras. “Lo único que se hace en estos lugares, disfrutar", agrega.
Esta tranquila localidad del departamento Calamuchita se caracteriza por su río apacible y sus casas detenidas en el tiempo. Pero todo cambió desde noviembre de 2016, cuando se decidió homenajearlo.
La municipalidad encargó al reconocido estudio Pugliese una estatua en tamaño real que fue construida con un traje original que el cantante usaba para sus shows.
Desde su inauguración, el 9 de noviembre de ese año, fecha en que se recuerda su partida, el ritmo del pueblo cambió. Ubicada al final del puente que divide el pueblo, no pasa un día en que nadie se saque una foto con ella.
Un auto de fanáticas llegó desde Córdoba al grito de “vinimos a ver a nuestro ángel”. Un grupo de ciclistas cincuentones que frena a tomar agua y lo mira recordando. Tampoco falta algún turista perdido, que llegó de casualidad por estar vacacionando en la zona, primero se saca la foto y después pregunta, "¿quién es?".
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Lo cierto es que su presencia no pasa desapercibida. A pesar de haber sido parte de esa familia nómade y vivir allí menos de un cuarto de su vida, sus raíces quedaron enterradas muy fuertes en los recuerdos de esta comuna.
"Para nosotros es un ídolo, ha nacido y criado acá, es como si fuera hijo nuestro", reflexiona Elvira, quien a sus 80 años todavía atiende el almacén de Ramos Generales. Le vendió desde caramelos hasta "la vuelta" de vino.
Gary murió joven. Un 9 de noviembre de 2001, a los 39 años, un paro cardíaco se lo llevó mientras dormía en su casa de Barrio Villa Cabrera. La causa del deceso fue caratulada como “muerte súbita”.
Sus fanáticos todavía lloran esa ausencia y muchos se preguntan hasta dónde habría llegado si no hubiera muerto. Pero esas preguntas nunca se van a responder porque su partida lo transformó en mito.
A Gary no se lo alcanzó a "homenajear en vida" porque su vida se truncó mucho antes que le llegue la edad de los homenajes. Más allá de la estatua, el mayor mérito del pueblo está en alimentar el recuerdo de ese hijo que lo convirtió en visita obligada para los que vivieron y sintieron al cuarteto en los 80 y 90.
El artista popular transformó “el Amboy de Dalmacio” en “el Amboy de Gary”.