Hablar con Emeterio Farías es hablar de la historia de Córdoba, la historia de los pueblos, esa que se forjó en los últimos 78 años y que hoy sigue más activo en el ambiente que nunca.
Y nos recibe en su casa, el Súper Deportivo, ese que durante su historia y que, según su cuenta personal, es el lugar que más bailes de cuarteto albergó desde la década del 70. Y no solo de cuarteto, ya que por allí pasaron otros artistas como D’arienzo, Palito Ortega y Sandro.
Se crió en Barrio Urquiza, en una familia sin raíces cuarteteras. Es que para ese entonces, el cuarteto no tenía mucha llegada en la Ciudad de Córdoba. Vivir al frente del club del barrio lo acercó por curiosidad a la actividad, hasta que a los 16 años un amigo le propuso empezar a organizar este tipo de eventos.
“Yo soy el primero que llega y el último que se va, aprendí eso y no lo puedo dejar”
Comenzó con mucha audacia en Redes Cordobesas (hoy Club General Paz), el Deportivo y Atenas, bien desde abajo o "a menos 10", como resaltó entre risas. También fue productor de radio en LV2 hasta que decidió fundar Radio Suquía.
La pandemia del coronavirus y las restricciones lo cambiaron todo, aunque la llama del tunga-tunga nunca se apagó. “En estos dos años lo que más extrañé es el baile, y no por cuestiones económicas, porque me he sabido administrar, extrañé estar en contacto con la gente", confesó en diálogo exclusivo con Cuarteteando.
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“Yo soy el primero que llega y el último que se va, aprendí eso y no lo puedo dejar”, asegura, y cualquier persona que haya ido un sábado al Depor te lo puede confirmar. Emeterio siempre está. Llega a las 9 de la noche, de manera puntual y se va a las 7 de la mañana, con el salón ya frío y los bailarines en sus casas.
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Se encarga de supervisar cada rincón y no se le pasa ningún detalle: controla que los baños estén limpios, que las puertas funcionen, la boletería, incluso que todo esté en orden en la cantina. “Mientras Dios me dé salud, lo voy a seguir haciendo”, dijo con firmeza. Y así vio pasar a varias generaciones de artistas de la música popular de Córdoba.
Un hombre de medios
Al cuarteto y al fútbol, sus dos pasiones de toda la vida, se le suma la radio. En 1990 fundó Radio Suquía, emisora que en la actualidad maneja su hijo menor, Mauricio Farías, y de la que hace un par de años se desprendió “Suquía Plus”, que hoy se ocupa del cuarteto.
La familia
"Cada uno tiene lo suyo", dice al hablar de sus tres hijos. Pareciera que Emeterio Farías se hubiera encargado de dejar todo el circo armado: la organización de bailes en los clubes, la representación de los artistas y la radio. Cada uno por su parte, pero todos trabajando en el mismo ecosistema cuartetero.
Orgulloso del legado que dejó, aseguró: “Yo no pretendía que mis hijos siguieran en lo mismo que yo porque es muy sacrificado”.
“Mientras Dios me dé salud, lo voy a seguir haciendo”
Sobre Marcos, dijo que tiene “un talento muy grande para descubrir artistas”, recordando que el “trajo a Damián Córdoba, “hizo” a Ulises Bueno y construyó a Q’Lokura. “Es muy talentoso para armar discos, y él no es músico”, resaltó. Y agregó: “Es el tipo más habilidoso que conozco, y no porque sea mi hijo”.
De Gustavo, que es el mánager de El Loco Amato, entre otros artistas, destacó que es “muy buen administrador, distinto a Marcos”. Marcos busca más el éxito y Gustavo que le vaya a dar rédito económico. También tiene lo suyo.
“Me transformó la Suquia. Hizo de una radio que era 100% cuarteto, a que hoy tenga a los mejores periodistas de primer nivel y él es feliz con eso”, distinguió Emeterio al hablar de Mauricio, el más chico del clan.
En su familia hay otro integrante que es protagonista y opina, pero que todos conocen: su esposa. Si bien asegura “nunca fue a un baile" organizado por él, la reconoce como su gran compañera: "Me bancó todo".
¿En algún momento pensó en retirarse?
"Cuando Dios me lleve, o no esté bien. Eso lo decide Dios", esas fueron sus palabras, sin vueltas. Es que Emeterio Farías ama lo que hace. Es un apasionado por el cuarteto y todo lo que representa el género en Córdoba.
"Mientras yo esté sano y con vida quiero estar, quiero ver cuando la gente entra, cuando salen bailando, me piden fotos. Eso me gusta", insistió. "Doy gracias a Dios de haberme permitido ganarme la vida de lo que me gusta", cerró.