A fines de los 70´s y principios de los 80´s, se vivió sin lugar a dudas (y valga la redundancia) la época de oro del Cuarteto de Oro. El dúo conformado por Carlitos Jiménez y Coquito Ramalo, ponía a bailar a todo Córdoba y el país.
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Por aquellos años la grabación de un disco era llevada a cabo de una manera un tanto diferente a la actual. Los álbums fueron grabados íntegramente en Buenos Aires, ya que en aquel momento no existían estudios profesionales en Córdoba.
La realización era en sólo dos días. Se comenzaba con la grabación de las canciones y el resto de las horas del viaje se aprovechaba para hacer las imágenes de la portada. De esa forma los artistas volvían con el disco bajo el brazo, posterior a una doble jornada extenuante en las que se grababa todo de una, en vivo y de corrido.
En 1980 precisamente, fue el año en el que el grupo edita “La gaita del robot”. Teniendo en cuenta el contexto de la historia en el cual los robots del espacio comenzaban a erigirse como elementos fundamentales de las historias de ciencia ficción, no resulta extraña la inclusión de tal personaje como protagonista principal de un álbum.
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El caso puntual de este robot es particular. Por aquellos días, el especial y espacial personaje de la tapa del disco, era bastante famoso. Se trataba de Marzon, un juguete de Castle Toys que era muy popular entre los niños en ese tiempo ya que era inflable y contaba con una base que lo hacía movible mediante un control remoto.
Es así que la existencia y la fama de Marzon, se tradujo en la participación especial de un disco de una de las bandas más grandes de la historia del cuarteto. En el álbum además, se encuentra una canción que es la que le da título al mismo. En ella, La Mona emula lo que sería un robot intentando comunicarse con los humanos.
Es necesario destacar también, que en ese entonces, las portadas siempre contaban con un elemento particular que se correspondía con el personaje principal del título. Es el caso por ejemplo de las portadas de “La gaita del Lobizón” y “La gaita de Drácula”, tan sólo dos ejemplos de cómo los músicos a la hora de componer, utilizaban elementos y personajes de la cultura popular.
Del robot puntual de aquel disco, no tenemos noticias. Pero en caso de un golpe de nostalgia, nos parece necesario comunicarle a El Mandamás, que hoy en día Marzon se consigue en internet a un precio aproximado de 250 dólares.
Agradecimiento especial a Flavio Parmentier