Sábado a la noche. Trulalá se presenta en el Deportivo y Martín va con su grupito de amigos del barrio. Llegan cuando la primera selección va por la mitad y dan una vuelta para hacerse ver. En el camino saluda a uno con el que jugaba al fútbol cuando era chico, que lo ve siempre en el baile.
Se ubican en el lugar de siempre. Uno de ellos hace "la polla" y se va hasta la barra para comprar un par de vueltas de vino para compartir entre todos.
Empieza la segunda selección y el baile está en su mejor momento. Durante la primera ya identificó a Gabriela, una vecina a la que hace rato tiene en la mira. Después de cruzar algunas miradas, se le acerca, le da un beso y le dice, ¿Vamos a bailar a la pista? Ella acepta, y de la mano se meten juntos en una masa de gente que baila girando. Con cuidado al entrar, porque no frena ni espera.
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Desde su creación en las manos de La Leo, el cuarteto formó parte de la vida de miles y miles bailarines. El tunga tunga se ha trasmitido a través de distintas generaciones hasta llegar a la actualidad. Y si bien el cuarteto se encuentra gozando de un gran momento, hay una tradición que poco a poco se fue perdiendo: la pista.
Los bailarines más jóvenes habrán escuchado a los más experimentados hablar de esto. Una modalidad de baile que se usaba años atrás en el cuarteto. Agarrados de las manos y en pareja, todos los bailarines giraban en círculo en sentido horario por todo el local bailable de turno. Una masa de gente enorme moviéndose en conjunto mientras "movían los pepés".
Esta costumbre tenía sus reglas. No se podía entrar en cualquier momento, quienes se encontraban al medio de la ronda representaban cierto estatus y no era un lugar para bailarines solitarios.
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"Me tocó una época en 2004, acá en Córdoba en la Plaza de la Música, que antes era la Vieja Usina y se hacía la pista. Al diome no podía estar cualquiera, al medio iban obviamente las parejas y a la vez la bandita que estaba siempre, los fanáticos que estaban siempre presente en los bailes", recordó Damián Córdoba en diálogo con Cuarteteando.
Su función social
Además de ser una modalidad de baile, esta costumbre se convirtió en un método de interacción social. "El bailarín mostraba en la pista como bailaba mejor que el otro. O las diferentes formas de vestirse", contaron Los Chicos Orly.
El origen de La Pista
Que tanta cantidad de gente se organice de determinada manera para bailar tiene su motivo. En los primeros años del tunga tunga los bailes se organizaban en el campo y el sonido en las presentaciones era muy precario.
Para que todos los presentes puedan escuchar se adoptó la modalidad de ir moviéndose. De esta manera, a cada pareja le tocaba su turno cerca de los parlantes.
Su desaparición
Con el correr de los años la pista se diluyó, convirtiéndose en un nostálgico recuerdo. Si bien no se sabe exactamente porqué, Daniel Franco tiene una teoría que argumenta la desaparición de esta costumbre.
"Ahora generalmente los chicos los disfrutan al show estando parados porque tienen que cuidar su bebida. Al no haber más sillas ni mesas la gente se queda parada y ponen la bebida debajo de sus piernas y si hacen un pasito lo hacen ahí nomás. Si no patean todo el Fernet", dijo el acordeonista entre risas.
Una canción en su honor
Hace algunos años, en un acto de nostalgia, El Loco Amato dedicó un tema a esta tradición: Haciendo la pista. Al grito de "Che loco, vamos haciendo la pista, vamos vamos" comenzaba a arengar a los bailarines.
"Haciendo la pista para bailar, haciendo la pista. Haciendo la pista para gozar, haciendo la pisa", canta Amato.