Silvana, como fiel jimenera, va cada viernes con sus amigos al Sargento Cabral. Es casi como un ritual desde que tiene 15 años. Pero hace tres fines de semana que no lo puede hacer, desde la cuarentena por COVID suspendió los espectáculos masivos.
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Hace unos días notó que a un par de amigos los tenía preocupados la situación que estamos viviendo todos. Y quiso hacer algo para levantarles el ánimo.
En su casa de Barrio Santa Isabel Segunda sección, donde hace la cuarentena con su mamá, recrearon un baile como si estuvieran en el Monumental de San Vicente. "Se me ocurrió hacer algo para alegrar a mis amigos, quería sacarlos de todo este contexto, algunos andaban medio bajon y quería llevarles alegría", cuenta.
En su casa tenía todo lo necesario: barbijo, peluca, micrófono, un par de carteles alusivos y un vino en caja. Hasta la bolsita de hielo armó, para completar la ronda de tinto. "Me faltó la botellita de coca, no quise salir", se ríe. La disfrazó a su mamá y arrancaron el baile.