La noche en que murió, Rodrigo Bueno fue a grabar el programa de Jorge Guinzburg. La Biblia y el calefón era un éxito de la televisión nacional y él había sido llamado varias veces a participar. Era el invitado perfecto, con su carisma levantaba cualquier programa.
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El resto de la ronda la completaban Nacho Goano, Georgina Barbarrosa y Melina Pietra. El ciclo se grababa con una semana de anticipación, por lo que iba a ser emitido el próximo viernes a las 23.
Esa noche, el Potro llegó al estudio cerca de las 20 y tuvo una conversación con el conductor. Ellos tenían un proyecto juntos y antes y después del programa hablaron del tema. Era nada menos que una película, que el cantante iba a protagonizar e iba a ser dirigida por Palito Ortega y su hijo Sebastián.
Palito tenía intenciones de alejarse de la política, y planeaba su regreso al mundo artístico con esta producción y otra sobre la vida de Gilda. Jorge Guinzburg era el encargado del guión.
Este iba a ser el debut del cantante en el cine, pero no en la actuación. En el 2000, tuvo una participación como actor en “Los buscas” junto a Carolina Papaleo. El día de su muerte, Enrique Estevanez, a cargo de la grabación, contó que Rodrigo llegó sin libreto, porque decía que no lo necesitaba: “Yo soy actor, cuando canto actúo”.
En esa oportunidad el productor recalcó que era "muy talentoso" y se mostró sorprendido por sus condiciones actorales, a pesar de no haber sido preparado para eso. “El no quería ni cobrar, le interesaba actuar”. "Pasó y grabó todas las escenas como si fuera una posta", concluyó.
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Sobre la trama del film, Sebastián Ortega comentó que "Rodrigo iba a personificar a un boxeador cordobés que se viene a Buenos Aires a probar suerte con la música, y aquí se entera de que tiene un hermano y comienza a buscarlo. Iba a contar ese viaje y esa búsqueda".
Tras el accidente, la película fue archivada. "Ese proyecto ahora va a quedar en un cajón", dijo Guinzburg días después, impactado por la muerte.