Pablo Luna y Walter Romero se conocieron mucho antes de ser compañeros en Banda XXI. Pablo había ido con unos amigos a ver a Jean Carlos en Bell Ville y tenía pensado subir a cantar una canción como siempre hacía. Pero adelante suyo estaba un joven de ojos turquesas que subió al escenario y se ganó al público en una canción.
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"Me quedé fascinado porque él estaba todo trajeado y bailaba impresionante", recuerda. Eso lo inhibió un poco y decidió por esta vez quedarse entre el público. Intercambiaron los teléfonos fijos y ahí comenzó su amistad. Hasta que un día lo llamó para contarle que había un casting en la banda de Río Cuarto. Se había ido Marcos Gómez y el grupo estaba explotando en todos lados. "Luchó para que yo estuviera ahí y lo poco que he hecho en la música de cuarteto fue gracias a él", contó emocionado a Cuarteteando.
A poco más de cuatro años de su partida, su amigo lo recuerda todavía con tristeza y, en el día de su cumpleaños, revela su verdad sobre la salida de Walter del grupo.
"Fue despedido injustamente, no lo bancaron, no lo ayudaron con su problema de ataques de pánico", cuenta.
Con su partida de la banda, a Pablo le pidieron que cantara sus canciones. Pero él sentía dentro suyo que lo estaba traicionando, y para honrar su amistad, fue a su casa a pedirle permiso: "Me dijo que lo hiciera tranquilo, que él no se iba a enojar, que algún día íbamos a volver a estar juntos. Yo luché para que lo llamaran de nuevo pero no me dieron bolilla. Quería que le dieran una oportunidad".
Los problemas psiquiátricos de Walter comenzaron mucho antes de su trágico desenlace. "Él se bajaba del escenario y lo criticaban, decía que se drogaba. Yo un día como amigo le pregunté qué le pasaba, y me dijo no sé lo que me pasa, se me acelera el corazón", recuerda. Con su papá, lo llevaron a un médico a Córdoba y le dijeron que lo que estaba sufriendo eran ataques de pánico y le dieron una medicación para antes de subir a cantar.
La salida del Kala
Según su relato, Walter fue despedido de la Banda XXI por esta razón: "Aprovecharon la situación de su enfermedad para sacarlo y quedarse con el negocio porque algunos llenaban la cabeza diciendo que él se quería quedar con la banda". "Ahí empezó la depresión, su angustia, su impotencia, y él se calló, fue un señor", asegura.
El detonante que habría terminado en su salida fue un baile en el Súper Deportivo. Ellos iban llegando en un taxi y caía piedra, se rompió el vidrio de la luneta y le agarró un ataque de pánico. "Él no pudo cantar esa noche, con el Deportivo lleno y ahí el dueño decidió echarlo en vez de ayudarlo", asegura.
"Yo no tengo nada contra Banda XXI, soy una persona agradecida por lo que hicieron por mí, pero sacando el laburo, hay cosas en lo humano que no se perdonan", dice, mientras le tiembla la voz.
Para Pablo, el velorio de Walter en 2017 fue un antes y un después. A su parecer, cree que el grupo no lo honró como debía en ese momento. "Yo quedé muy destrozado. No había ni una flor de su parte, en su último día en la tierra muchas personas deberían haber estado", cuenta emocionado.
Su último día con Walter
El Sugus pudo despedirse de su amigo antes de su trágico final y así lo recuerda: “Él ya había tenido un intento en Río Cuarto. Fui a la casa y estuvimos charlando, le dije que no lo hiciera más. Me dio un día para mí y hablamos sobre la vida, fue como una despedida, yo ya sentía que él se estaba despidiendo”.
En cada aniversario de Walter, las redes sociales se llenan de mensajes hermosos sobre su persona. Además de su talento para cantar, todos coinciden en la calidez de su sonrisa en el escenario y su compañero en la vida encuentra una razón: "Cuando cantaba se olvidaba de todos los problemas, él me decía que cuando cantaba era súper feliz, el momento más feliz de su día. Aparte cuando él estaba bien, todos estábamos bien y la gente se volvía loca con él".
A pesar de que su futuro quedó trunco, el legado de Walter Romero está en la estela que dejó con su corta presencia en este mundo: "Él era un chico mágico, tenía magia, te tocaba, te miraba a los ojos o te hablaba un segundo y cualquier problema que tenías se te iba, tenía un don distinto, no solo el de cantar".
+ VIDEO La nota completa en vivo con Pablo Luna: