"Un año humano equivale a siete en un perro". El mito está más que instalado, pero un grupo de científicos de la Universidad de California se encargó de derribarlo y desarrolló una nueva fórmula que se basa en los cambios que se producen en la información genética al envejecer.
La conclusión más importante a la que llegaron los investigadores es que, teniendo en cuenta el "reloj epigenético" impreso en el ADN, los perros envejecen de manera muy diferente a las personas. Así lo demuestra el estudio publicado en la revista científica bioXriv.
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Como la esperanza vida de los perros varía mucho según su raza (de 7 años para algunas razas más grandes y de hasta 18 o 19 años para un chihuaha, por ejemplo), usaron al labrador por la homogeneidad de su genoma (esa raza tiene una esperanza de vida promedio de 12 años). Estos datos se compararon con los de 320 seres humanos, con una edad de entre 1 y 103 años, y con los de 133 ratones.
"La comparación con los metilomas humanos revela una relación no lineal que traduce los años del perro al humano", explica el estudio. Nuestras mascotas alcanzan la madurez de manera relativamente temprana.
La nueva fórmula
Según los investigadores, la "edad humana" de un perro se calcula multiplicando el logaritmo natural de la edad real de tu perro (el logaritmo de un número se puede calcular acá) por 16 y luego sumarle 31. "Human_age = 16ln(dog_age) + 31".
Van algunos ejemplos usando esta fórmula: un perro de 2 años tendría 42 años humanos, mientras que uno de 12 superaría los 70.