Un hombre dejó su vida y su trabajo atrás y viajó a una isla abandonada en busca de un "tesoro pirata", pero mientras lo buscaba, construyó varios edificios y caminos, que terminaron siendo un parque nacional en la actualidad y gracias a su esfuerzo. El desconocido lugar fue identificado como la isla Moyenne, ubicada en el archipiélago de Seycheles.
Dicho lugar está sobre el Océano Índico y a varios kilómetros de la costa Este de África, más concretamente en Tanzania. En ese país, el protagonista de esta increíble historia, Brendon Grimshaw, se desempeñaba como periodista en jefe de un diario durante los años 70', pero luego de una visita para vacacionar en el archipiélago, se convenció de que el resto de su vida lo tenía que pasar en ese lugar.
+ La pequeña isla Moyenne destacada con un círculo rojo.
De esa manera fue como abandonó su trabajo y su vida social para viajar a la isla Moyenne, una pequeña porción de tierra abandonada sobre el océano. Grimshaw, quien había dejado todo su pasado atrás para ir en busca de un "tesoro pirata", terminó viviendo más de 40 años en ese lugar y durante todo ese tiempo se dedicó a construir varias viviendas y edificios, y en la actualidad se transformó en un parque nacional.
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Una isla que ofrecía un mundo distinto al que estaba acostumbrado. Un mundo salvaje, de aventuras, playas blancas y agua azul turquesa. Si el paraíso fuese real, sin dudas sería este lugar. La isla Moyenne, que desde 1917 había estado abandonada, tenía supuestamente un tesoro. Un botín de joyas y oro valuado en 50 millones de dólares.
De esa formay animado por un cambio de vida, Brendon Grimshaw compró las nueve hectáreas de la isla Moyenne, el 24 de febrero de 1962, a cambio de 17 mil dólares. Su vida cambió para siempre y la de esta isla deshabitada e inhóspita también.
Desde que compró los terrenos tardó 11 años en mudarse completamente solo en la isla. Se trataba de una isla desierta en la que nadie había vivido durante 5 décadas, sin electricidad, sin agua corriente y sin comodidad alguna del mundo moderno. Llegó vía marítima desde Kenia y llevaba con él unas cuantas cajas con hachas, sierras, cemento, fósforos, comida enlatada, agua, libros y todo tipo de herramientas.
Según el propio Grimshaw, él junto a un nativo que lo ayudó durante gran parte de su vida en ese lugar, plantaron más de 16 mil árboles (caoba, palma, mango y papaya) y construyeron 4,8 kilómetros de senderos naturales. En cuanto al tesoro pirata, Brendon y su acompañante buscaron durante 27 años el famoso botín. Excavaron, removieron tierra, incluso hasta dinamitaron rocas, pero nunca pudieron dar con él.
El rechazo de una oferta millonaria
Como si a la vida de Grimshaw, le pudiera haber faltado algo, un príncipe saudí le ofreció hace algunos años más de 50 millones de dólares por la isla, pero este se negó. "No quiero que la isla se convierta en el lugar de vacaciones favorito de los ricos. Mejor que sea un parque nacional que todos puedan disfrutar", le dijo al diario El Mundo, de España.
Firme al sueño que tenía Brendon, ya fallecido, quienes se hicieron cargo de la reserva natural construyeron una cabaña y contrataron a un guardia para que guie a los turistas que llegan a la isla. Además, pusieron un pequeño museo en donde se pueden ver escritos y fotos del periodista en la isla.