Desde la Universidad de Tufts, Massachusetts, un grupo de investigadores asegura que dio un paso clave en el futuro de la alimentación humana. Con un chip que se implanta en un diente, logran informar a cada minuto la glucosa, sal o nivel de alcohol que pasó por la boca.
Así, odontólogos, nutricionistas y otros especialistas podrán conocer qué comen y cómo evolucionan sus pacientes. El objetivo es prevenir enfermedades dentales, mejorar los hábitos de alimentación y detectar trastornos psicológicos relacionados a lo que consumimos.
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El sensor tiene dos milímetros de ancho y se comunica vía WiFi con el celular. Tiene tres capas: la central, bioreactiva, absorbe nutrientes o químicos de la boca y los analiza. Las otras dos son externas, conformadas por cuadrados de oro.
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"Estudiar y monitorear la cavidad oral puede servir para detectar tempranamente problemas de la salud dental y hasta estados psicológicos como el cansancio y el stress a través del muestreo de la saliva", destacó Fiorenzo Omenetto, profesor que participó del desarrollo.