Las grandes marcas de ropa pueden ser despiadadas con las modelos. Y Ulirikke Hoyer lo sufrió en carne propia. La danesa de 20 años, que ha desfilado para firmas como Valentino, Versace, Hugo Boss, John Galliano, Elie Saab y Louis Vuitton, no podía creer que esta última compañía la echara por ser "demasiado gorda".
La ex tenista profesional viajó hasta Japón para participar del desfile crucero de Louis Vuitton que se iba a realizar en un bosque de Kioto. Pero Hoyer nunca pudo llegar a esa ciudad, ya que fue rechazada en el casting de Tokio a pesar de tener un talle 34-36.
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"Ulrikke tiene que beber solamente agua durante las próximas 24 horas", denunció que le dijo Alexia, la agente de casting de Ashley Browak. La mujer la vio y le dijo que tenía "una tripa muy hinchada" y "la cara hinchada". La modelo de 1,78 de altura y un cuerpo escultural realizó una extensa denuncia en su cuenta de Instagram.
Al final del descargo, dejó un fuerte mensaje contra estas prácticas: "Habría acabado muy enferma", afirmó.
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Acabo de volver de Tokio, donde Louis Vuitton ha realizado un bello desfile de crucero en Kioto, solo que nunca llegué a Kioto porque cancelaron mi participación debido a que estoy "demasiado gorda" (tengo una talla 34-36).
Alexia, la agente de casting de Ashley Browak me dijo que hubo problemas durante las pruebas. Según ella, tengo "una tripa muy hinchada", "la cara hinchada" y me instaron a que me matara de hambre con esta frase: "Ulrikke tiene que beber solamente agua durante las próximas 24 horas". Me quedé en shock cuando lo escuché.
Me levanté a las dos de la mañana y tenía muchísima hambre. El desayuno empezaba a las 6:30, y yo comí lo mínimo. Tenía miedo de encontrarme con Alexia, pero por suerte no llegó hasta las ocho, cuando ya se habían llevado el plato de la mesa. Nos saludó con un 'buenos días' a mí y a las otras chicas y luego me miró, miró hacia abajo hacia mi no existente plato y me volvió a mirar. Estaba comprobando si había comido algo.
A las siete de la tarde mi agencia base me llamó desde Dinamarca para darme malas noticias y contarme que Louis Vuitton había decidido cancelar mi participación en el desfile sin hacer la segunda prueba y que me mandaban de vuelta a casa. No solo tenía barriga y mi cara estaba inflada, ahora mi espalda también era un problema.
Me alegro de tener 20 años y una trayectoria en deportes de élite y no ser una chica de 15 años, que son nuevas en esto y no tienen seguridad en sí mismas, porque no me cabe duda de que habría acabado muy enferma y arrastraría muchas cicatrices en mi vida adulta.