Neil Harbisson tiene 33 años, es un artista británico que vive en Nueva York y se crió en Cataluña. El hombre padece una enfermedad congénita llamada acromatopsia que le impide ver los colores, ve todo en una escala de grises.
A causa de esta discapacidad se transformó en el primer ser humano que está fusionado con la tecnología y fue aceptado por un gobierno como cyborg.
Tiene una antena implantada en su cabeza con un chip que convierte las diferentes tonalidades en sonidos que le llegan directamente al cerebro. De esta forma encontró en la tecnología una forma de combatir la acromatopsia.
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La antena le sale del hueso occipital de Harbisson y le demandó cuatro intervenciones quirúrgicas, se llama “eyeborg” y ya lleva catorce años implantada en su cráneo. La antena cuenta con un receptor externo siempre orientado a donde Harbisson dirige la mirada.
“A veces tengo dolor de antena, como uno puede tener dolor de cabeza, pero como no hay un remedio para el ‘dolor de antena’ tomo una pastilla para la cabeza y ya”, le contó al diario Clarín en su visita a Buenos Aires para participar en la segunda jornada de la edición de Campus Party en Argentina.
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El cambio para su vida fue radical y hoy es un cyborg, definido por el como ”la unión de dos palabras: cibernética y organismo. Yo soy una unión entre las dos cosas. Yo siento que no estoy usando tecnología ni usando tecnología, sino que soy tecnología”.