Huaxi es una pequeña localidad de China donde todos sus habitantes son ricos. En 1961 se convirtió en un paraíso terrenal luego de que un fabricante de tornillos estableciera un modelo de convivencia basado en la producción y colaboración de quienes viven allí.
El cambio en la población fue enorme y buscan ser el reflejo de que, gracias al socialismo, el pueblo funciona. Hoy viven dos mil personas y todas tienen en el banco más de un millón de yuanes, es decir, 135 mil euros. Las excentricidades se pueden observar a simple vista y no tiene fin.
Todo parece un cuento de hadas. Sin embargo, detrás de toda esa maravilla existe una oscuridad profunda y desoladora: sólo cobran el 30 por ciento de su salario y el resto es gestionado por las empresas. Ellos no son tan ricos como parece.
Lo peor es que no pueden mudarse a otro lugar porque pierden todos sus activos, que son controlados y gestionados por quienes lideran la ciudad.