No había antecedentes en ningún juzgado del mundo que se haya discutido si un animal puede poseer derechos intelectuales, hasta ahora. En los tribunales de la ciudad norteaméricana de San Francisco, después de casi seis años de discusión, la batalla legal terminó en acuerdo de las partes.
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El fotógrafo David Slater aceptó entregar el 25 por ciento de las ganancias futuras a organizaciones proteccionistas de los monos macacos en Indonesia. Debe repartir el dinero que se obtenga por la venta y publicación de una serie de fotografías que sacó un simio.

El caso comenzó cuando Slater viajó en 2011 a Ias islas de Asia para retratar a un macaco negro. Al entonces contratado por la revista British Nature le arrebataron una de sus cámaras. El travieso oportunista fue "Naruto", un mono que aprovechó el descuido para sacarse un montón de selfies. Entre éstas, se destacó una que se hizo viral por la llamativa expresión de la sonrisa.
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El fotógrafo reclamó a Wikipedia el cobro de las imágenes que se publicaron en su plataforma, pero la enciclopedia virtual se negó. ¿El argumento de la respuesta? El derecho de propiedad intelectual le correspondía al animal. Posteriormente, también se sumó a la causa una ONG. La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), en defensa de Naruto, solicitó el dinero de la difusión de los retratos.

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Un tribunal estadounidense resolvió que sólo los humanos tienen derechos de autor sobre obras artísticas. Aunque la sentencia fue apelada, el extravagante caso no llegará a manos de otro juez superior. Pues ambas partes del litigio solicitaron que se deje sin efecto lo resuelto en primer instancia y acordaron que el dinero se reparta entre monos y fotógrafo.