No sirvió cubrirse la nariz con un pañuelo ni rociarse con un perfume importado comprado en el free shop. Tampoco fue efectivo trasladar al hombre del aroma nauseabundo a la cola del avión. Como nada calmó el desagradable olor de un pasajero, que descompuso a muchos viajeros, la tripulación de un vuelo de Transavia Airlines decidió aterrizar el avión de emergencia.
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El destino de la aeronave era Ámsterdam. Pero el capitán decidió tocar tierra antes de lo previsto en el aeropuerto de Faro, Portugal, por la gran cantidad de gente descompuesta que había a bordo. “La gente vomitaba, El hedor era gigantesco. El hombre olía fatal. Desde que llegó al pasillo, la gente comenzó a gritar y se puso a buscar pañuelos para taparse la nariz”, relató uno de los afectados.
El pasajero de la fuerte pestilencia fue trasladado hasta la parte posterior de la nave para hacer más soportable el viaje. Pero la maniobra no funcionó. Por la permanencia del tufo, varias víctimas de olfato sensible comenzaron a vomitar y comenzaron a enfermarse. Como en el aire no se pueden abrir las ventanas, no había otra solución que bajar al hombre de la molestia.
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Después del aterrizaje de emergencia, el pasajero fue sacado a la fuerza del avión y trasladado en colectivo. “Un equipo de limpieza tuvo que venir para limpiar todo el avión. Sólo entonces pudimos continuar el trayecto. Finalmente llegamos a Ámsterdam dos horas tarde”, sostuvieron desde la compañía aérea.