Vecinos de la ciudad de Yamaguchi, ubicada al suroeste de Japón, se ven obligados a recorrer su calles armados con paraguas y tijeras de jardín. Desde hace tres semanas la localidad está asolada por una banda de monos que ataca a desprevenidos.
Según las autoridades, los animales han lastimado a casi 50 personas, que recibieron rasguños y mordeduras leves. Sin embargo, preocupa las agresiones que puedan ocurrir en grupos más vulnerables, sobre todo en niños.
Medios locales difundieron el testimonio de una mujer que asegura que uno de los simios intentó “secuestrar” a su hija. “Estaba pasando la aspiradora cuando escuché llorar a mi niña. Me di vuelta y vi que un mono la había agarrado por las piernas”, contó la testigo. Y remarcó: “Parecía que estaba tratando de arrastrarla afuera".
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Este no es un caso aislado. Una niña de cuatro años también fue arañada al abrir una puerta ventana en su departamento, e incidentes similares se reportaron en un jardín de infantes.
La banda
Los protagonistas de esta oleada de ataques son los integrantes de un grupo de macacos de cara roja, la única especie autóctona de primates en Japón. Son muy comunes a lo largo del país, y en algunas zonas incluso son consideradas como una peste. Sin embargo, este grado de agresividad es inusual.
En un principio se creía que se podía tratar de un único ejemplar, fuera de control. El elevado número de casos y las distintas descripciones de las víctimas obligaron a descartar esta hipótesis.
El martes pasado la Policía logró detener a uno de los animales implicados. Tras dispararle con un dardo tranquilizador y perseguirlo, lograron detenerlo cerca de una escuela. Después de su detención se optó por sacrificarlo.
Las autoridades mantienen el estado de alerta y aún no han sabido explicar las causas de este brote.