Una historia desgarradora con mucha impotencia por detrás. El bullying sigue creciendo y las víctimas no encuentran cómo enfrentar esa problemática. Ese fue el caso de Daniel Fitzpatrick, de 13 años, que le puso fin a su vida por el acoso que sufrió de varios compañeros de colegio.
En una hoja rayada, imprenta en minúscula escrita en tinta azul escribió un mensaje que conmueve y a la vez provoca escalofríos. Un gran dolor vivió el adolescente que se quitó la vida. Una de sus hermanas lo encontró en el ático de su casa.
“Escribo esta carta para contar mi experiencia en la Holy Angels Catholic Academy”, comenzó Daniel. En la carta relató cómo era el día a día en la escuela: acoso, maltrato y violencia. Además expuso la falta de acción por parte de los profesores y la directora del colegio.
Pero sí destacó que sólo una profesora, la señorita D’Álora, fue quien intentó terminar con su sufrimiento aunque sin éxito. Para ella son los únicos elogios de la carta: “la mejor profesora que nunca he tenido. Me entendió e hizo algo, pero no duró mucho”.
“Al principio estaba bien. Tenía muchos amigos, buenas notas y una buena vida, pero todo cambió. Mis antiguos amigos cambiaron. Dejaron de hablarme y yo dejé de caerles bien. El sexto curso llegó y mi amigo Anthony me falló y yo le fallé a él. Antony la tomó conmigo y me acosó con John, Marco, Jose y Jack. Lo hacían constantemente hasta que me peleé con él. Acabé con un meñique roto”, confesó el niño.
El padre de Daniel Fitzpatrick se desahogó a través de las redes sociales. No pudo contener la tristeza y la bronca por no haber podido evitar semejante tragedia. Aseguró que extrañaba a su hijo y cuestionó, entre lágrimas, el accionar de los chicos y los calificó de “pequeños monstruos asquerosos”.