Las Cataratas del Iguazú están atravesando durante estos días una situación insólita y nunca imaginada desde que se transformaron en uno de los principales atractivos del país. No tiene turistas por la emergencia global que se vive en medio de la pandemia del coronavirus. Y tampoco tiene agua, algo que derivó en la peor sequía desde el año 2006.
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Esta sequía comenzó hace un mes y en los últimos días se acentuó: las impactantes postales con la falta de agua contrastan con la imagen que todo el mundo recuerda de los famosos saltos. La falta de lluvias en la cuencia del río Iguazú que afecta a la zona centro y este de Brasil, generó que ese curso fluvial tenga un caudal de agua de apenas 289 metros cúbicos por segundo, cuando lo normal es entre 1.200 y 1.500 metros, informaron las autoridades del Parque Nacional Iguazú.
Solo la reconocida Garganta del Diablo y el San Martín, los dos saltos más celebres del parque tienen una buena cantidad de agua. Las otras 273 cascadas se secaron. Esta significa la sequía más importante de los últimos 14 años. "Son ciclos que se dan cada 10 o 15 años", explicó Sergio Acosta, intendente del Parque Nacional Iguazú.