Siempre fue una cuestión de mujeres. Sin embargo, cada vez son más los hombres que recurren a las cirugías estéticas para verse mejor y ganar alguna batalla contra el paso del tiempo. Hoy, representan más del 10 por ciento de los procedimientos que se realizan en el país.
De ese total, la gran mayoría recurre por estas cuatro prácticas bien definidas:
- Lipoaspiración. Es la más elegida entre todos aquellos que ingresan al quirófano. Los hombres quieren sacarse la grasita de la panza, el abdomen o la cintura. Según la Sociedad Argentina de Cirugía Estética, Plástica y Reparadora (SACPER) el 12 por ciento de las lipo que se hacen en el país, es en hombres.
- Rinoplastia. El rostro es el lugar, después del abdomen, donde más se aplican cirugías. La de nariz, es la más pedida pero también se practican cirugías de párpados, bolsas, exceso de piel, etc. Para mostrar una mirada fresca y joven.
- Ginecomastia. Es la transformación de las mamas de hombres con aspecto de mujer. De todos los procedimientos, es el que más ha aumentado en los últimos 20 años.
- Lifting. En cuarto lugar, se encuentra la búsqueda de la eliminación de arrugas en la piel, principalmente de la cara.
En todos los casos, son intentos de detener el tiempo y poder mostrar una imagen más joven y mejorada de los hombres. Exactamente lo mismo que buscan las mujeres.
La clave del crecimiento de las cirugúas en los hombres, es la menor condena social a este tipo de prácticas. De a poco, el hombre empieza a perder la vergüenza de contar que se sometió o se va a someter a una práctica de este tipo.
También, el crecimiento va de la mano de un aumento considerable de oferta y opciones de tratamientos, con más y mejor información.