29 años solo y desnudo pasó Masafumi Nagasaki en Sotobanari, una isla desierta ubicada 2 mil kilómetros al sur de Tokio, Japón. El "Robinson Crusoe" de carne y hueso tenía un solo deseo: morir en la isla que convirtió en su hogar.
Hasta 1989, su vida era "normal". Trabajaba como fotógrafo profesional, pero la religión y el dinero, "los peores males de la civilización", según describió en una entrevista, lo terminaron cansando y se marchó en soledad a la isla.
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A la zona apenas llegan algunos pescadores y turistas atraídos por la curiosidad. Durante sus días, Nagasaki hacía gimnasia, limpiaba la playa y defendía la naturaleza: no pescaba por respeto a los animales y hasta se lamentaba de tener que matar mosquitos. ¿Cómo se alimentaba? Comprando provisiones con los 80 dólares mensuales que le donaba su hermana.
A los datos los contó Álvaro Cerezo, un explorador y empresario turístico español que organiza viajes para vivir como un náufrago en destinos desconocidos. En una entrevista con El País, reveló que el solitario japonés deseaba morir solo en la isla, sin molestar a nadie.
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Sin embargo, no pudo cumplir el sueño y su destino es incierto. Medios de Japón informaron que Nagasaki fue echado por pedido de los dueños de la isla, oriundos de Taiwán, que reclamaron la expulsión al verlo en un documental que frivolizó su historia.
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Otra versión indica que las autoridades lo sacaron por motivos humanitarios, ya que su salud peligraba. La tercera hipótesis es que lo llevaron a una isla cercana del archipiélago, para que esté cerca de su deseo de morir en soledad.