La historia de Boris Baguim arrancó con tristeza y terminó de la mejor manera posible. Se trata de un perro que fue abandonado y semanas después fue contratado por un municipio con el objetivo de dar "amor y cariño" a los empleados.
El llamativo hecho tuvo lugar en la localidad de Gondomar, al norte de Portugal. Hace pocos días, las autoridades sumaron a su equipo a Boris Baguim, el perro de tres años que fue puesto en adopción.
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El camino del can comenzó cuando su dueña pidió ayuda en redes sociales para que alguien lo adoptara. La mujer estaba por mudarse a otro lado y, pese a la insistencia, no la dejaron tenerlo.
Nadie apareció y los empleados de la Junta Parroquial de Baguim do Monte se empezaron a turnar para cuidarlo. El perro, que tiene cruza con la raza Shar Pei, encandiló a todos y la junta decidió quedárselo.
"Es bueno, cariñoso, le encantan los niños, es superafable, no tenemos ninguna queja", explicó a la agencia EFE el secretario del gobierno local, Marco Teixeira.
En este contexto, el municipio decidió sellar la estadía de Boris Baguim y le hizo firmar un contrato por tiempo indeterminado. El can aceptó con felicidad y estampó la huella de su pata delantera en el papel. "Lo bautizamos como Boris Baguim y le hicimos un contrato. Habrá elecciones en dos años y luego habrá otras y así Boris se quedará para toda la vida", contó Teixeira.
En el contrato, el perro se comprometió a realizar "funciones de guardia, proteger los bienes de la junta, dar amor y cariño a todos los funcionarios y sus habitantes". Por otra parte, la junta le dará "asistencia veterinaria, alimentación, diversión, amor y cariño".