Ir a museos resulta muy interesante y son una de las principales atracciones turísticas en el mundo. Pero hasta el momento no existía algo tan asqueroso como el nuevo Museo de Comidas Repugnantes en Malmo, Suecia, que ya abrió sus puertas para que los visitantes se sumerjan en un lugar nauseabundo, ya que hacen entrega de bolsas para vomitar. ¡No es broma!
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Este lugar poco agradable expone 80 platos de comida que se pueden probar y oler, como por ejemplo, vino de ratones, feto de patos, quesos con gusanos, batido de rana y cuy, escamoles (larvas de hormiga). También se conoció que hay fetos medio formados de patos que se hierven dentro del huevo y se comen del cascarón.
Pero, detrás de esto que tal como lo llamaron, es realmente repugnante, tiene como objetivo hacer reflexionar a las personas. “Repulsión es una de las seis emociones humanas fundamentales y su función evolutiva nos ayuda a evitar comidas que podrían ser peligrosas, que están contaminadas, son tóxicas o han caducado”, aseguró uno de los creadores
Con esta idea, buscan generar conciencia y retar a los visitantes a “cambiar sus nociones de qué es repugnante y qué es delicioso”. “Para algunos, la revelación podría ser: ‘Quizás los insectos no son tan horribles como yo pensaba’”, agregó.