Pasó por la góndola de las bebidas espirituosas y el fernet lo tentó. Con mucha meticulosidad, acomodó 22 botellas adentro del carrito y se dirigió a la caja. Las rueditas andaban de maravilla pues las "águilas" de los envases no se chocaban entre sí. Pensó que era una señal de buena fortuna.
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Cuando llegó a la cola del hipermercado de Pilar, provincia de Buenos Aires, vio que había cinco personas antes. Se desconoce si le molestó tener que esperar su turno, si tenía amigos desesperados en un asado, si se trata de un ladrón, si quiso tentar a la suerte o si tiene un síndrome de cordobés compulsivo. Lo cierto es que se fue corriendo sin pagar.
En el estacionamiento guardó las bebidas en el baúl. Cuando colocó las llaves para encender el auto y escapar con el ansiado botín, el vehículo no arrancó. Los empleados que lo rodearon en cuestión de segundos le dejaron claro que el azar le había jugado definitivamente en contra.
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El frustrado escapista fue detenido y traslado a la comisaría quinta. La Policía informó que el "sediento amigo de lo gratuito" tiene 50 años y reside en el barrio de Monterrey. La mercadería, entre lo que se incluyen tres licores, sahumerios y velas aromáticas fueron devueltas al negocio.