A pocos días de su nacimiento, la madre del niño decidió cometer el aberrante hecho. Salió de su casa con su hijo y antes de llegar a su trabajo lo dejó en un pequeño pozo. Lo tapó con un poco de arena y tierra, y se fue.
Tres días después, pasaron por el lugar unos hombres que escucharon el llanto. Como no pudieron encontrarlo pidieron ayuda a los bomberos. Tras varias horas de trabajo, lo hallaron. Aún, respiraba. Lo trasladaron al Hospital Regional de Port Shepstone donde se está recuperando, informó el sitio South Coast Herald Mail.
La noticia conmovió a esta ciudad sudafricana donde no dudaron en hablar de un verdadero milagro de la vida. La madre se sintió abrumada por los comentarios y decidió confesar lo que hizo.
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La mujer de 25 años contó que tenía otro hijo de cuatro y este era el segundo. Estaba asustada porque sus padres, con quién vive, lo iban a rechazar y entonces decidió abandonarlo de la peor forma.