Lo tuvieron que operar en el Hospital Fernández de la Capital Federal, porque en su Corrientes natal los médicos no pudieron resolver su problema.
Pasaron seis meses desde el día de la trágica picada.

Primero comenzó con fiebre intensa y le diagnosticaron neumonía. Luego le hicieron análisis y descubrieron que tenía una infección en el corazón.
Investigaron su caso y notaron un objeto extraño en el músculo vital. Cuando entró al quirófano, los médicos no sabían con que se iban a encontrar.

En un momento, los cirujanos hicieron silencio y llegaron al cuerpo extraño que tenía a mal traer al paciente.
Se miraron y el jefe del quirófano dijo: “Es un escarbadientes”. El equipo del Hospital no lo podía creer.
“Cuando lo vi en la radiografía pensé que se trataba de un catéter que se había quedado ahí desde alguna otra intervención.Lo increíble fue cuando lo operamos. Primero sacamos toda la sangre del corazón y entonces se vio claro. Era un escarbadientes”, dijo Fernando Cichero, jefe de cirugía cardiovascular del Hospital Fernández.
Lo que todos se pregunaron es como hizo para llegar a ese lugar. Según explicó: “El elemento pudo haber entrado por el esófago o por la vena cava inferior y de ahí a la aurícula derecha, que va directo al corazón. Es algo único”, dijo Fernández.