Russell Jones, de 53 años, se fracturó un tobillo mientras trabajaba y debió ser operado. Luego tuvo que utilizar muletas por la dificultad que tenía para moverse, por lo que solo apoyaba un pie al caminar.
Bill, el perro de este hombre, demostró ser un amigo fiel porque empezó a caminar como su dueño. El problema fue que Jones, sin sospechar que se trataba de un compasivo gesto de su mascota, se preocupó y la llevó a la veterinaria para que revisaran su estado de salud.
Para sorpresa de Russell, en el centro de salud le aseguraron que el galgo no tenía nada inusual ni en sus patas ni en ninguna parte del cuerpo. Si bien la noticia fue un alivio para el hombre de las muletas, tuvo que gastar 300 libras esterlinas para costear los estudios...
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Su esposa filmó la divertida y conmovedora escena mientras el perro y su dueño llegaban a casa. El video que el hombre publicó en Facebook se viralizó y un especialista que quería interpretar el comportamiento del animal le consultó desde cuándo estaba así su mascota. La respuesta: desde que Russell se lesionó.
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La hipótesis del veterinario que hizo la consulta fue la siguiente: Bill rengueaba por compasión: para mostrarle a su amo que lo acompañaba durante la recuperación.
Conmovido, el protagonista de la historia compartió un estado en la misma red social: “Nada de qué preocuparse. Solo amor y compasión”.