En ese entonces la zona donde se decidió instalar el estadio era un área periférica, alejada del centro de la ciudad y cercana al predio ferial que se inauguró el mismo año. Conectada con la coqueta zona de Villa Belgrano y el noroeste de la ciudad apenas por un vado sobre el río Suquía, que fue reemplazado por un puente elevado en el marco de las obras mundialistas.
El diseño de la obra estuvo a cargo del estudio de arquitectos Sánchez Elía Peralta Ramos (el mismo que años antes había diseñado el edificio de la Municipalidad de Córdoba) que se asoció con los locales Oviedo y Alberto Ponce. La construcción, en tanto, estuvo en manos de la empresa Benito Roggio.
Al igual que los otros dos estadios que se construyeron desde cero para el Mundial, los de Mar del Plata y Mendoza, se trataba de espacios muy abiertos, donde el público no estaba cerca del campo de juego y donde sólo había una tribuna techada. En el caso del Chateau, la capacidad alcanzaba 47 mil espectadores.
Los comentarios de los especialistas, cuando se abrieron sus portones por primera vez, fueron variados: estuvieron quienes lo vieron como una obra con proyección de futuro y quienes cuestionaron la distancia entre los jugadores y la gente.
Hay que tener en cuenta que el organizador del evento fue el Ente Autárquico, que desde el ´76 estuvo en manos de los militares de la dictadura. Allí el hombre fuerte era el capitán Carlos Lacoste, cercano a Massera y luego a Joao Havelange.
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Los cuestionamientos por los enormes gastos de la Junta en las obras y organización del mundial (entre 520 y 700 millones de dólares, equivalentes a unos 2500/3500 millones actuales) sólo pudo hacerlos alguien vinculado al régimen, como fue el caso del secretario de hacienda Juan Alemann. El consideraba un despropósito semejante inversión dada la realidad económica del país. La consecuencia fue que le explotó una bomba en su casa poco tiempo después.
Pero volviendo al estadio, la inauguración fue el 16 de mayo del ´78 con un partido entre la selección argentina, que se preparaba para la cita mundialista, y un combinado de la liga cordobesa. Le costó al equipo de Menotti, pero se impuso finalmente 3 a 1.
Poco después empezó la fiesta internacional y el debut fue entre las selecciones de Perú y Escocia, con victoria de los sudamericanos por 3 a 1 con dos goles de Teófilo Cubillas. Luego, se jugaron otros 7 partidos de primera y segunda fase.
El estadio vivió una gran remodelación de cara a la copa América de 2011, algunos sectores fueron demolidos, se construyó una segunda bandeja sobre la platea descubierta, se reconstruyeron las populares de las cabeceras y se generó una cubierta metálica. Su capacidad se amplió así hasta su capacidad actual de 57 mil espectadores. Poco antes se había decidido cambiar el nombre del estadio por el de Mario Alberto Kempes, goleador de Bell Ville y figura de Argentina ´78.
Desde aquella primera vez que rodó la pelota pasaron por el césped no solo grandes equipos y figuras locales e internacionales, hubo partidos de Talleres, Belgrano, Racing e Instituto, ascensos, descensos, un circuito del rally Mundial y una multitud de conciertos desde los primeros del griego Demis Roussos o la estadounidense Gloria Gaynor (el mismo año de su inauguración) hasta estrellas como Bon Jovi, Julio Iglesias, Luis Miguel, Joan Manuel Serrat, Los Redondos, Soda Stereo o Paul McCartney, entre muchos otros.
Las autoridades provinciales comunicaron el año pasado una nueva reforma de cara a una eventual designación como sede del mundial 2030 pero, en un país como el nuestro, ese anuncio parece todavía un horizonte lejano.
Por lo pronto, el año pasado se inauguró frente al estadio una escultura que representa a Kempes festejando un gol. Justamente el delantero que convirtió el primer gol del estadio, a los 6 minutos del segundo tiempo de aquel partido del 16 de mayo de 1978.
+ VIDEO: la inauguración del Chateau Carreras en Córdoba:
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