Con un fuerte descargo, el arquero de Independiente, Rodrigo Rey, repudió el trato de la escuela a su hijo diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA). En el posteo enfatizó: “No vamos a permitir que le sigan faltando el respeto a nadie más”.
A través de varias historias en Instagram el futbolista y su esposa Laura describieron la situación que atravesó Benicio después de no haber podido asistir a clases durante dos semanas por enfermedad.
“Esta imagen es el supuesto ‘espacio de calma’ de nuestro hijo en la escuela. Esta imagen describe lo que venimos renegando con esta escuela. Esta imagen nos parte el alma en mil. Una escuela privada, que cuentan con papás que han ofrecido todo”, expresó Rey con la foto de una colchoneta en el suelo.
La pareja contó que el episodio causó la angustia del niño que pidió irse antes del establecimiento. Sobre lo sucedido, detallaron: “Nuestro hijo después de dos semanas enfermo volvió con mucho esfuerzo al colegio, en un proceso de recuperarse físicamente, ya casi bajó dos kilos”.
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“Hoy necesitó un espacio de la calma y ¡no lo tuvo! Intentó acostarse ahí y no quiso saber nada. Medio cuerpo afuera y casi como ¡estar en el piso! Ustedes no se dan una idea cuántas veces ofrecimos incorporar cosas no solo para Beni, sino para todos los niños que necesiten y puedan beneficiarse”, comentó el arquero del Rojo.
Rey advirtió que no es el primer inconveniente en el colegio José Manuel Estrada de City Bell. “No queríamos que este momento llegue nunca, solo queríamos destinar nuestras energías a que nuestro hijo esté bien. Esta escuela está negando a los niños a tener un espacio mejor y adecuado para tal caso. Es increíblemente inentendible”, sostuvo.
“Hemos guardado silencio, nunca nos imaginamos estar en esta situación. Por supuesto, esto fue la gota que rebalsó el vaso. Para que se entienda el contexto: hoy una vez más le faltaron el respeto a nuestro hijo”, completó.
El arquero además compartió una filmación con el niño y escribió: “Así fue Benchu hoy al cole. Sin quejarse. Poniendo su esfuerzo a niveles inexplicables. Este video lo mandé al cole, para que estén atentos. Beni suele cansarse rápido en una situación normal, imagínense después de estar enfermo. Y una de las personas del equipo de orientación decidió llevarle la colchoneta, tirada a un costado, con un desamor inexplicable”.
Por su parte Laura también hizo su propio descargo: “Me tocaron el punto más sensible pero también el más guerrero. Tuve un hijo que llegó al mundo sin esperanza de vida. Que sobrevivió a dos cirugías recién nacido. Quedando solo con 60 cm de intestino y un pronóstico desolado. Una de las posibilidades era alimentarse toda su vida por una máquina, entre cosas cosas. Durante sus primeros cuatro años durmió más en hospitales que en su propia casa. Su déficit inmunológico hace de sus inviernos un gran desafío, y todo ese contexto termina en un diagnóstico de TEA”.
“Es por eso que hoy me vuelvo a poner el traje de guerrera. Ese que me duele tanto, el que hace que me se me caiga el pelo, el que no me deja dormir de noche, el que me pone cortisol a mil, pero el que me da la paz de saber que mientras yo exista, Beni de mi corazón, absolutamente nadie que debe cuidarte, brindarte todo lo necesario para que puedas estar bien ni te falte el respeto. Y decido no callarme absolutamente nada más. Porque sé que somos muchos”, concluyó.