Mientras el estadio Mario Kempes se prepara para recibir a 55 mil espectadores este sábado en Córdoba, otro enfrentamiento silencioso se libra fuera de la cancha: el de los platos y la alimentación de Los Pumas y los All Balcks.
Un informe de Telenoche con el doctor Carlos Sabagh reveló los contrastes sorprendentes entre la alimentación de ambos seleccionados.
Tradición, geografía y rendimiento se combinan en rutinas alimentarias que marcan el ritmo de los mejores equipos del rugby mundial. “El entrenamiento de alta competencia no es para la salud y la alimentación de alta competencia tampoco”, advirtió el doctor en el informe de que mostró cómo se alimentan los equipos antes del choque de titanes en Córdoba.
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Lo que comen estos atletas está diseñado para rendir al máximo, no necesariamente para cuidar el cuerpo a largo plazo. Para los argentinos, la dieta tiene un sabor inconfundible: asado.
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Los Pumas eligen carne vacuna magra, algo de pollo, huevos y lácteos. Todo acompañado con ensaladas y guarniciones de hidratos simples como papa, arroz o pastas. Los extras: frutos secos, paltas, bebidas isotónicas y electrolitos.
Del otro lado, los All Blacks traen influencias maoríes y asiáticas. Su base alimentaria prioriza el pescado —especialmente el salmón—, muchas verduras, arroz, kumara (una variedad de batata típica) y avena. También consumen frutas y suplementos ricos en aceite de coco y mantequilla de maní. La hidratación constante es clave. La diferencia cultural no solo se ve en la previa, sino también en el post partido.
Mientras los argentinos probablemente celebren con más carne, los maoríes tienen un pedido especial: sushi. Cada jugador puede llegar a comer entre 50 y 75 piezas después del encuentro.
“En estas dietas se hacen muy presentes las proteínas y los hidratos”, explicó Sabagh. Aunque los caminos sean distintos, el objetivo es común: máxima potencia física y rápida recuperación. Y así como en la cancha se enfrentan estilos distintos de rugby, en la mesa también hay una batalla de sabores.