Fue su última aparición en la pantalla de El Doce. Daniel Willington, figura eterna del fútbol argentino, habló en Telenoche con la serenidad de quien conocía el juego como pocos. En aquella noche repasó la definición entre Talleres, Vélez y Huracán, los tres clubes de su vida, y compartió su mirada sobre los desafíos de la última fecha. Su análisis, cargado de sabiduría y sentimiento, quedó grabado como un testimonio de su amor por el fútbol.
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En la entrevista, “El Daniel” lamentó las bajas de Talleres —las lesiones de Rubén Botta y Thiago Fernández, y la suspensión de Matías Galarza—, pero mantuvo la esperanza intacta: “Es muy difícil, pero vamos a salir bien”, dijo con convicción. Habló también del valor de jugar cada partido, recordando que en el fútbol “los partidos hay que jugarlos, no se ganan antes de entrar a la cancha”.
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Con tono íntimo, confesó por qué ya no iba al estadio, pese a la invitación del presidente Andrés Fassi. “No puedo ir porque me hace mal. El doctor me dijo que me podía quedar en la cancha, las pulsaciones se me iban a 180”, reveló. Esa pasión desbordante, que lo hizo ídolo, también lo alejó del banco de suplentes.
Fiel a su estilo directo, no esquivó las polémicas y fue tajante al hablar del arbitraje: “A eso y al VAR les tengo miedo. Al jugador y al dirigente les hacen problema, no al réferi”, lanzó con franqueza. Y cuando le preguntaron por Huracán, recordó sin rencores los momentos difíciles que vivió allí, aunque destacó el cariño que siempre sintió por la gente de Talleres y Vélez.
Antes de despedirse, expresó un deseo que hoy emociona a los hinchas: que Vélez levantara la Copa Argentina y Talleres se quedara con la Liga. Con su voz pausada, evocó aquella final del ’77 ante Independiente y la “tortuga que se escapó” para el fútbol cordobés. Esa fue su última nota con El Doce. Su última charla. Su último pase preciso, de palabra y corazón.