Lamentablemente, Rosario parece estar acostrumbrándose a la barbarie protagonizada por los delincuentes que dicen llamarse hinchas de fútbol. Si no es por enfrentamientos entre los seguidores de Newell's y Central, son los propios problemas de los clubes los que generan violencia.
A pesar de haber ganado el clásico hace unos días, el equipo leproso vive una interna feroz. El vicepresidente segundo Cristian D'Amico sufrió un ataque a balazos cuando regresaba a su casa en su camioneta junto a su hijo, a quien había ido a buscar a la escuela de fútbol infantil.
En al esquina de Valparaíso y Montevideo, otro vehículo se le cruzó en la calle y desde su interior partieron decenas de disparos. Dos dieron en la luneta y uno en la puerta delantera izquierda. Afortunadamente, ni el dirigente ni el niño sufrieron heridas.
Por su parte, en Mendoza hubo incidentes al finalizar un partido entre Godoy Cruz e Independiente Rivadavia por la liga local. El encuentro terminó 2 a 1 para el Tomba, que pasó a la final, pero el resultado fue sólo una anécdota.
Aunque no se permitía el ingreso de público visitante, si estaba autorizada una delegación de menos de 30 personas de Independiente Rivadavia. Entre ellos había dirigentes, familiares y jugadoras de fútbol femenino del club. Barras de Godoy Cruz los atacaron con piedras, palos, golpes de puño y patadas.
El presidente de Independiente Rivadavia, Agustín Vila, publicó en Twitter fotos de las heridas que sufrieron las mujeres. También denunció que golpearon a un joven con muletas.