La lista de cosas que haría por su hija “está llena” y, si bien se despega del título “súper mamá”, remarca que solo es mamá con una lista “un poquito más cargada de actividades”.
Elisa Lapenta es profesora de educación física especializada en alto rendimiento deportivo en Alemania y entrenadora de deportes cíclicos de resistencia de media y larga duración. Sin dudas es una deportista destacada de la provincia de Córdoba.
Y también es mamá de Valentina, una jovencita de 19 años a quien le diagnosticaron parálisis cerebral a los cuatro meses de nacer. Lapenta reconoció en Arriba Córdoba que su vida “cambió rotundamente”. Y como si fuera poco, el papá de su hija “se asustó y se fue y hasta el día de hoy no volvió, no la vio nunca más”.
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La destacada triatlonista que formó parte del seleccionado nacional y fue subcampeona de Sudamérica agradeció la resistencia y constancia que le dio el deporte para batallar a diario por los derechos de Valentina.
Inició acciones legales en Tribunales de Familia, pero como su expareja tiene trabajo informal, una jueza le dijo que estaba “perdiendo tiempo” porque no contaba con “herramientas legales para obligarlo a depositar”.
Por eso, Elisa Lapenta dio vuelta la página y se puso a trabajar más para que a su hija no le faltara nada. Actualmente tiene tres trabajos, aunque un cuarto que es “renegar con la obra social” y coordinar a los nueves profesionales que atienden a Vale.
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“Es una lucha, es lo que me tocó”, dijo convencida en medio de tanto dolor. Por eso, se describió como una mamá que peleará por los derechos de su hija hasta el último día: "Mi hija es un canto a la vida, tiene tantas ganas de vivir que no hay tiempo para la queja, sí para la lucha”.
Con sinceridad, Elisa Lapenta confesó que durante todo el primer año de vida de su hija se preguntó “¿por qué a mí?”. Y de tanto pensar, le agregó una sola palabra: “¿por qué no?”.
“Mi maestra es ella. El diagnóstico de vida era de dos años, dos años esperando que muera y no se murió. Si ella la pelea, cómo no la voy a pelear yo”, expresó con lágrimas en los ojos.
Por eso, el domingo en el Día de la Madre prometió decirse “lo estás haciendo bien, simplemente eso”. Ante tanta autoexigencia, decidió correrse de ese ideal para gritar con orgullo “¡feliz día, Eli!, lo estás haciendo bien”.