“Ayer fui al casino. Tomé dos tragos y tuve un accidente que todos saben que puse en riesgo la vida de mi mujer y muchas personas. Estoy muy arrepentido”. Eso fue todo lo que pudo decir Arturo Vidal antes de quebrarse por completo.
Luego, continuó llorando: “Quiero dar gracias a la gente que me apoyó durante todas estas horas. Quiero también disculparme con mis compañeros, con el cuerpo técnico, con los dirigentes y con todo un país”.
El volante de “la Roja” afirmó estar “avergonzado” por el accidente que provocó manejando su Ferrari borracho (el test de alcoholemia dio 1,2 grados). “Me cuesta mucho hablar. Pero estoy muy avergonzado de todo lo que pasó. Lo único que me queda es pedir disculpas. Les fallé a todos”, cerró.
Vidal fue arrestado tras el choque, donde discutió con policías y los acusó de perjudicar a Chile en la Copa América. Rápidamente lo liberaron, pero le retuvieron la licencia. El que miró para otro lado fue el DT argentino de Chile, Jorge Sampaoli, que aclaró que no cometió “un error tan determinante como para excluirlo”. Siga, siga, “Rey Arturo”.