A los 38 años, Federico García sigue despuntando la pasión por el fútbol en Brown de Malagueño. Pero su vida pasa por algo más que la pelota: el volante, que debutó en Atlético Rafaela y ascendió tres veces a Primera División, pasa muchas horas por día atendiendo su zapatería.
"Una cuenta pendiente fue haber jugado más en Primera División. Me tocó jugar un año con Rafaela y justo me rompí el cruzado", repasó junto a Agustín Burgi en una nueva entrega de la sección Jugadores de la vida de Telenoche.
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Más allá de su actividad principal hoy, García no tiene dudas de qué haría si volviera a nacer: "Sin dudas sería futbolista. Toda mi familia jugó, uno nació con eso. Es una pasión que el pibe que juega es un privilegiado. Todos los técnicos me dijeron que el que juega es un privilegiado".
¿Qué le dejó el fútbol? Gestos como el de sus padres, que recorrían 300 kilómetros cada fin de semana para verlo en la Liga Rafaelina. Con mucha emoción, recordó aquellos y otros momentos en esta entrevista: