El fútbol de Córdoba esperaba una fiesta así hace tiempo. Después de tres años los principales clubes de la provincia se vieron las caras y el marco estuvo a la altura de las circunstancias.
Las dos hinchadas convivieron en paz y no hubo incidentes antes, durante o después del partido.
En las tribunas 55 mil personas dieron un contundente mensaje a todo el país: el público visitante debe volver a la cancha.
Fue un receso atípico en Argentina y el fútbol de verano no contó con ningún clásico. Los Boca-River, Independiente-Racing y Central-Newell's brillaron por su ausencia en un momento del calendario donde años anteriores se repetían en distintas partes del país.
Los equipos de Córdoba fueron la excepción y demostraron a todo el país que se puede jugar contra el clásico rival, de noche, a cancha llena y con las dos hinchadas.
No perder
En lo futbolístico, nada nuevo bajo el sol. Un partido típico de verano donde los jugadores vienen con poco rodaje y el buen juego brilla por su ausencia. Además, los entrenadores están muy pendientes de no perder contra el rival de toda la vida.
Lo positivo es que pudieron jugar la mayoría de los refuerzos y los hinchas pudieron ver en acción a los nuevos jugadores que llegaron para potenciar a sus equipos.
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Talleres y Belgrano no arriesgaron demasiado y cada uno hizo su negocio. El Matador se fue contento por levantar la copa y el Pirata por demostrar que le pudo jugar de igual a igual a un equipo de una categoría superior.
Independientemente del resultado, los hinchas se retiraron conformes del estadio y se fueron a dormir con una sonrisa porque esta vez el fútbol ganó por goleada.