Días antes de afrontar el duelo con Chile, confesó que no querría dejar el fútbol sin salir campeón con la celeste y blanca. Peor aún, reconoció que no le gustaría ser la cara de la frustración de esta generación de jugadores que, congratulados al por mayor en cada uno de sus clubes, no podía darle una alegría a su país.
Pero el destino, como hace un año atrás en el Maracaná de Río de Janeiro, le volvió a deparar la más dura de las tristezas. Después de tanto batallar, de tanto empujar a sus compañeros mega talentosos hacia una nueva final, Javier Mascherano se quedó en Santiago en las puertas de la gloria.
Aunque solo de ese tipo de gloria que se vale de títulos, porque a decir verdad, el Jefecito ingresó hace rato en el podio de los mejores embajadores que puede tener Argentina en cada rincón del mundo. Y la prueba de ello volvió a estar en esta final de la Copa América 2015. Allí, minutos antes de que finalizara el alargue, Mascherano revalidó su condición de jugador magnánimo.
En plena carrera defensiva, el volante se desgarró en su afán por frenar un ataque de Alexis Sánchez y quedó tendido en el campo de juego casi llorando de dolor. Pero como el Tata Martino había agotado todos los cambios, Masche no dudó en levantarse y en seguir batallando hasta el último de los segundos, por más que su cuerpo no diera para más. De ahí entonces que las lágrimas ganaran su rostro mucho antes de que Chile se impusiera en los penales. El dolor, el cansancio, lo habían abatido mucho antes.
Video: el momento del desgarro de Mascherano.