Milo Ceballos es un joven trans de 28 años. A través de la Ley de Identidad de Género, accedió a su verdadera esencia, la que siempre estuvo en su interior. No está acostumbrado a hablar ante las cámaras y se muestra nervioso. Pero también emocionado. Emocionado porque hace dos días empezó a entrenar con la Reserva de Bella Vista.
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Con la remera del albiverde puesta y los guantes de arquero en sus manos, recibe a El Show del Lagarto en el centro de la cancha de "El Pocito", histórico recinto del club. Con la ansiedad a cuestas, como si estuviera por jugar el clásico con Unión San Vicente, relata su historia.
"Estoy muy emocionado. Se me da la posibilidad de autopercibirme, de decir 'sí puedo, voy a poder'. Es algo nuevo para mí", asegura.
Milo es vecino de barrio Bella Vista desde siempre. Cuando era chica y se llamaba Milena tenía claro que se percibía como varón. "En el jardín me gustaba la seño de Música. Siempre que jugaba al fútbol en el barrio la gente me miraba y se preguntaba '¿es o no es?'", recuerda.
+ VIDEO: Milo, el joven trans que entrena en Bella Vista:
Jugó en el "potrerito" del barrio, cinco años en el femenino de Barrio Parque y también en el del club albiverde, en donde tuvo "excelentes compañeras" y se mantuvo fiel a sus dos amores: la pelota y los guantes de arquero.
Sin embargo, su camino en búsqueda de la identidad estuvo atravesado por los prejuicios, siempre presentes en la sociedad. "Siempre hay discriminación, en todo momento. Pero voy a hacer oídos sordos y a concentrarme en mis objetivos", dice con entusiasmo.
Uno de esos objetivos es el de jugar en la Primera de Bella Vista. El sueño comenzó a tomar forma cuando llamó al secretario del club, Adán Valdez, para comunicarle su deseo de jugar en el plantel masculino. Lo que parecía un traspaso con mucha burocracia de por medio resultó en un trámite simple y práctico.
"A las tres horas de que llamé, Adán me dijo que vaya a entrenar. Y arranqué nomás", señaló con una sonrisa de oreja a oreja, aunque reconoce que todavía se siente como "un sapo de otro pozo".
A pesar de esta lógica incomodidad ante lo nuevo o desconocido, Milo cuenta que desde el club siempre lo incluyeron. "Me hacen sentir uno más", asegura sobre el club de la calle Rufino Zado que se la jugó y tuvo la valentía de acompañar al joven arquero.
Entrenamiento exigente
Milo se considera un buen arquero, "sin problemas para volar de palo a palo". Además, se definió como un "arquero pícaro y mañoso", con un poco de locura como los arqueros. "Pero yo soy un loco bueno", aclara.
A pesar de que no puede ir al gimnasio para mejorar algunos aspectos físicos, tiene bien en claro lo desafiante que será entrenar en el equipo masculino.
"He notado muchos cambios en la preparación, por ejemplo el entrenamiento es súper intenso al que yo estaba acostumbrado. Es otro ritmo, pero me siento capaz y sé que voy a lograrlo", explica, sin dejar atrás su semblante optimista.
Con respecto a sus chances de jugar en la competencia de la Liga Cordobesa, Milo tiene esperanzas de que puedan anotarlo correctamente, teniendo en cuenta que él está registrado en los archivos del edificio de calle 9 de Julio como Milena, su antiguo nombre. "El club me dijo que va a hacer todo lo posible", explica.
Mensaje esperanzador
Ante la pregunta de lo que le diría a los chicos que atraviesan situaciones con respecto a su identidad de género, Ceballos se toma un tiempo para responder y expresa: "Anímense, no es nada del otro mundo. Sé que hay muchos prejuicios, pero hay que salir a la luz, demostrar lo que somos".
Aunque tiene muy en claro lo que quiere para su vida, el joven arquero reconoce que en la actualidad tiene dificultades en varios ámbitos. "El proceso es muy duro, me costó mucho: los tratamientos, los médicos que me ponen trabas, la obra social me pide muchas cosas que no están a mi alcance".
No obstante, fiel a su estilo, agrega: "Pero voy a salir adelante, siempre poniéndome positivo. Con mi familia que siempre me acompañó al 100 por ciento en todo sentido". Cabe destacar que Milo está en pareja y tiene un hijo.
Lo que se viene
Orgulloso por el camino recorrido, Milo enfoca sus energías en entrenar a la par del plantel y de dar lo mejor de sí a su entrenador en Reserva, Marcos Ortiz, que hace 15 años ataja en la primera de Bella Vista.
"Es un placer tenerlo en el plantel. El apoyo y la estructura están. Todo queda en sus manos, deportivamente hablando", cuenta Ortiz, en representación de una entidad que apostó por derribar prejuicios y pregonar la importancia de la empatía como valor en la sociedad.