"Le pedí una oportunidad al Tata Martino porque siempre me recuperé antes de tiempo". Así explicó Lucas Biglia por qué se quedó con la Selección Argentina en Estados Unidos, pese a haber estado a minutos de no poder jugar la Copa América Centenario.
Cuando todo hacía parecer que iba a ser desafectado, el volante de la Lazio confió en su historia personal, que acumula varias recuperaciones contra cualquier pronóstico médico. "En 2000 estaba en las inferiores de Argentinos y tenía que ir a entrenar con la Sub 15, pero no me podía enderezar del dolor de panza. Me operaron de peritonitis y estuve 15 días en terapia intensiva. Casi palmo, fue terrible. A los 25 días ya estaba jugando con media herida abierta”, le contó al diario Clarín.
Ya más grande, con la Selección Sub 20, revirtió otra lesión grave para no perderse el Mundial: "Dos días antes de viajar me rompí los ligamentos del tobillo izquierdo. Me diagnosticaron cuatro meses y volví en dos". Lo mismo sucedió en 2011, cuando lo operaron del hombro y a los 45 días estaba listo para patrullar la mitad de cancha.
¿La explicación? Según Biglia, es la genética: "A mi viejo también le pasó jugando al fútbol: se rompió tres costillas y a los 20 días estaba de nuevo jugando. Iba a laburar y todo, mi vieja no lo podía retener en la cama. Creo que es algo que heredé de él. A lo mejor son las ganas que uno tiene. Yo soy muy inquieto y eso me ayudó siempre a querer estar antes".
Con Venezuela en la mira. De no mediar inconvenientes de última hora, Biglia será titular este sábado a las 20 ante Venezuela, por los cuartos de final. Con su compañero del medio, Javier Mascherano, contaron cómo está el equipo.