La Maratón de Dallas es la más antigua de Texas. Cientos de miles de espectadores se unen cada año, el segundo domingo de diciembre, en las calles para animar a los participantes que corren los 42K. Pero en esa última competencia, se vivió un final dramático y a la vez conmovedor: la imagen está recorriendo el mundo.
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Chandler Self, amante del atletismo, lideraba con comodidad la Maratón de Dallas. Sin embargo, cuando le faltaban tan solo 100 metros para la llegada, se desvaneció. Sus piernas ya no le respondían. Pero allí apareció su heroína, Ariana Luterman, una estudiante de 17 años, que dejó de preocuparse por su tiempo y decidió ayudarla.
Self se caía y Luterman la levantaba y la alentaba a seguir. En ningún momento la abandonó y la acompañó hasta la meta. Sin dudarlo, la empujó para que cruzara la línea y se convirtiera en la ganadora. Allí la esperaban los médicos con una silla de ruedas e inmediatamente la trasladaron en una ambulancia.
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“No sé muy bien qué pasó. En el kilómetro 39, mis piernas comenzaron a doblarse. Nunca me había ocurrido, pero como estaba bien, seguí”, contó Chandler Self, que terminó primera con un tiempo de 2 hroas, 53 minutos y 58 segundos.
Este gran gesto de Ariana terminó convirtiéndose en polémica, porque los atletas no pueden ser ayudados. Sin embargo, los organizadores consideraron que los tres minutos de diferencia que Self le llevaba a su contrincante era suficiente para considerar que de todas formas hubiera ganado.