Oscar Benítez es el primer refuerzo de Boca en este mercado de pases veraniego. Guillermo Barros Schelotto lo conoce de su época en Lanús y se lo pidió al presidente Daniel Angelici tras la partida de Carlos Tevez. Sin embargo, no juega en la misma posición del Apache.
Nacido hace 24 años, siempre recibió el apodo de "Junior" por llevar el mismo nombre que su padre. Dicen que su sueño de chico era jugar en el Xeneize, el club de sus amores.
Llegó a Lanús a los 11 años, comenzó como volante por derecha pero con el paso del tiempo terminó más adelante, como extremo. Colaboró en los títulos de la Copa Sudamericana 2013 y el Torneo de Primera División 2016 que ganó el Granate.

Pasó por algunas selecciones juveniles y fue transferido el año pasado al Benfica de Portugal por 3 millones de dólares. No logró adaptarse y fue cedido al Sporting Braga, del mismo país, donde solo jugó 98 minutos en cuatro partidos.
En las redes sociales muestra su otra faceta más excéntrica. "Yo no pienso lo que dicen los demás, yo no escucho a los giles que hablan demás", es el fragmento de una canción de Fili Wey que eligió para describirse en Instagram.
Fanático de la música y los perros, también es un apasionado por los tatuajes, en especial de estilo gótico. Sus tatoos de calaveras, rosas, animales, cadenas y naipes, decoran sus brazos y piernas. En las fotos se ve que también le gustan los disfraces y no le teme a las serpientes.






