La familia Salas vive una dramática situación que parece no tener salida a la vista. Hace unos días los notificaron para que abandonen su casa en la ciudad de Córdoba y sino serán desalojados dentro de dos semanas. Con el tiempo como enemigo, piden ayuda para encontrar una solución.
En la humilde vivienda de barrio General Bustos son cinco integrantes: Leonardo, que está postrado por una grave enfermedad, Mónica, que fue despedida de su trabajo y hace changas, y sus hijos de 17, 14 y 13 años, que tienen los mejores promedios de la Escuela Manuel Lucero.
Amira, la hija mayor, está en el último año del secundario y es escolta con notas sobresalientes. Estudia en una habitación de 2x2, donde no entran ni dos personas. “Después quiero estudiar Ingeniería en Sistemas o Derecho, algo para poder ayudar a mi familia”, admitió en el móvil de El Show del Lagarto.
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Entre complicaciones y apremios, aseguró que su nivel académico se explica en la “motivación” de ver a sus padres siempre yendo hacia adelante. “Es la fuerza de ver a mi mamá haciendo de todo por nosotros y la fuerza de mi papá por simplemente vivir. Quiero darles algo bueno a ellos y a mis hermanos, por eso me esfuerzo”, indicó entre lágrimas.
Leonardo, venezolano, y Mónica, cordobesa, se conocieron por Internet hace muchos años. Ella viajó a Caracas y allá formaron su familia. En 2012, en medio de la crisis del país latinoamericano, decidieron instalarse en Córdoba.
Hoy el destino vuelve a ponerlos ante una difícil prueba, y ahí está la familia unida intentando salir. “Mis hijos se merecen todo”, dijo el papá de la familia, postrado por una enfermedad reumatológica que lo afectó de un día para el otro hace seis años.
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“Me tocó a mí, la lucho todos los días. Lo único que quiero en la vida es ver a mis hijos graduarse, eso es lo que me hace levantar cada día y pelear contra esta enfermedad que es tan destructiva”, se sinceró.
Su hija Amira recordó que Leonardo “se empezó a enfermar de la nada” y al poco tiempo no pudo trabajar más. “Es muy difícil verlo así, intenta dar lo mejor y aunque sea hablarnos un poco pero depende del día y sus fuerzas”, explicó la adolescente.
Contexto cada vez más complicado
Mónica contó que no tienen familiares que puedan ayudarlos. La señora que cuidaba a su esposo murió y ahora lo atiende ella junto a sus hijos en el día a día.
Al mismo tiempo debe navegar entre los gastos de la rutina. Los estudios de los nenes, la comida y demás obligaciones. Con la orden de desalojo, todo se hizo cuesta arriba.
“Hago changas, vendo en ferias las manualidades que hacen mis dos hijas, hemos vendido los muebles para seguir pagando, pero llega un momento que no das más... que se hace imposible. No tenemos a dónde ir y obviamente mis hijos también están preocupados por eso”, relató.
Sin gente alrededor y sin alguna ayuda estatal, los Salas tienen pocos días para encontrar una solución y no ser desalojados de lo único que les queda, que es su hogar.
* El alias para colaborar con la familia de barrio General Bustos es PAMPA.KILO.PAN
Luego de la publicación de la nota, desde la Secretaría de Políticas Sociales y Desarrollo Humano de la Municipalidad de Córdoba informaron que enviaron un equipo a visitar a la familia de Mónica. “Si bien se registra que se les brindaron ayudas económicas previas, acordamos iniciar nuevamente el trámite, brindando acompañamiento para que encuentren un alquiler y lo puedan afrontar. También desde la Subsecretaría de Nuevas economías se brindará acompañamiento para que logre fortalecer su emprendimiento y así contar con un ingreso que le permita afrontar los gastos familiares”, detallaron.