“Chicho siempre fue un fiel compañero de aventuras a nuestro lado, hasta que nos tocó la puerta la aventura más grande: una propuesta laboral en Australia”, empieza la carta de Celeste Grisendi y Pablo Mato, cordobeses que viven en Australia.
“En dos meses tuvimos que tomar muchas decisiones importantes, pero una de las más importantes era qué hacer con Chicho. Teníamos el miedo de que pase una situación de gran estrés por el viaje en avión de tantas horas”, relatan sus dueños en El Doce y Vos.
Y así fue como comenzó la gran aventura de "Chicho". “Australia es uno de los países con más restricciones a la hora de importar perros. Los trámites tomaron meses, incluyendo una extracción de sangre y envío a laboratorios de Estados Unidos, colocación de chip para identificarlo, entre otros requisitos”.
Ante el amor incondicional por su mascota, la pareja nunca dudó. "De la misma forma que él siempre nos acompañó, decidimos aventurarnos con él y averiguar cómo exportar un perro al extranjero”. Entonces, Celeste y Pablo se mudaron a Australia y el perro quedó a cargo de su paseadora, mientras realizaban todos los trámites. Hasta que llegó el gran día: "Chicho" iba a conocer el avión.
Después de mil aventuras, Chicho aterrizó en Sydney, donde tuvo que pasar un mes en cuarentena obligatoria. Estando cerca pero aún lejos; afortunadamente pudieron seguirlo paso a paso, recibiendo fotos durante su esfuerzo para ser aceptado como perro “australiano”. “Toda esta aventura costó 5.000 dólares, pero no dudaríamos hacerlo nuevamente”, destacaron sus enamorados dueños.
El cierre de la historia es de película: "Al llegar el momento tan ansiado para nosotros, viajamos hacia Sydney para reencontrarnos. Mientras caminábamos por un largo pasillo, él ya sabía que estábamos ahí. Nos recibió llorando, saltando y corriendo alocadamente por todos lados. ¡Una vez más estamos juntos! Fue uno de los momentos más lindos e inolvidables que pasamos en Australia".