Antes del inicio de la pandemia, Diego trabajaba en una casa de repuestos, pero la crisis lo dejó sin trabajo. Sin ingresos, la situación se le complicó y se anotó para cobrar el IFE, el bono de $10.000 que entregó el gobierno para personas en situación de emergencia.
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Para hacer rendir más el dinero, se le ocurrió una idea. Como durante la cuarentena mucha gente comenzó a entrenar en su casa, se puso a construir kits de entrenamiento para vender. Sin muchos conocimientos en el uso de los materiales, pero con muchas ganas de emprender, fue a la ferretería y compró todo lo necesario: caños, bulones, tuercas, lijas, cemento y arena.
"No sabía ni hacer el cemento para rellenar los moldes", confiesa. Buscó en internet y probó varias veces hasta que le salió perfecto. Él mismo se puso a entrenar para probarlos y, junto a un amigo que es profe de gimnasia y también está sin trabajo, fueron perfeccionando los elementos, agregándole detalles para que sean más funcionales.
Con las pesas, armaron un kit de entrenamiento: una barra de 24kg, una de 18kg, un juego de mancuernas de 15kg y otro de 4kg. Todo eso lo venden a $3700 pesos y, aunque todavía no lo publicaron en las redes sociales, ya vendieron varios a conocidos y con el boca en boca les encargaron algunos más.
"Encontré una necesidad en mí que pude reflejarme en varias personas que estaban pasando por la misma situación de no poder entrenar o que no podían pagar un alquiler de elementos del gym mensual", explicó.
En su perfil de Facebook contó la alegría de poder multiplicar el beneficio para iniciar con un nuevo emprendimiento: "Quería demostrar que se puede salir adelante", escribió.