M. tiene 17 años y se animó públicamente a contar el horror: fue violada por su propio padre. La adolescente tenía 14 cuando decidió ir a vivir con su progenitor y allí comenzó su calvario.
A los 16, en abril del 2020 y con plena cuarentena estricta, fingió estar embarazada para huir de esa casa. Regresó con su madre y recién en noviembre del año pasado tomó fuerzas para revelar lo que le había pasado. Inmediatamente ambas fueron a hacer la denuncia contra el abusador al Polo de la Mujer de Córdoba.
Sin embargo, la investigación no se movió como ella esperaba. Se quejó de que no le hicieron las pericias correspondientes, el acusado continuó su vida normal en libertad y M. entró en depresión hasta que un sábado de marzo de 2021 tomó “la decisión de dejar de existir para borrar los recuerdos oscuros y dolorosos”.
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Por fortuna, su mamá ingresó a la habitación justo a tiempo y evitó el suicidio. A partir de ese momento la familia tomó contacto con la abogada Daniela Morales Leanza, la misma que logró la histórica condena por el caso Sathya Aldana, y la causa se activó.
El violador fue detenido el pasado jueves 21 de octubre, casi un año después de la primera denuncia. Ahora, un poco más tranquila, la víctima relató todo en una carta en Facebook y también decidió hablar con El Doce para pedir justicia.
El relato del horror
“Ya había escrito la carta hace rato. Quise hacerlo público para que esto se sepa y no quede impune. Cuando tenía 16 decidí escaparme porque ya no aguantaba más. Fingí un embarazo para poder irme de esa casa”, contó con crudeza la adolescente a Arriba Córdoba.
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Sin embargo, añadió un detalle estremecedor que preocupa: “Atrás no solamente dejé el dolor. También dejé a una hermanita chiquita, que la extraño mucho y que no me dejan tener contacto con ella”.
La madre de M. también brindó su testimonio y contó que, cuando aceptó dejarla irse a vivir con el padre, jamás imaginó que el sujeto podría ser capaz de abusar de ella.
“Hicimos la denuncia en noviembre y no le hicieron pericias ni llamaron a nadie a declarar. En marzo la encontré quitándose la vida”, relató aún con dolor la mujer.
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En ese sentido, la adolescente lanzó una dura acusación contra el accionar judicial: “Llegué a pensar que, sin mi decisión de ese fatídico sábado y sin mi abogada, este caso sería un archivo más que quedaría olvidado, impune y sin justicia”.
Morales Leanza indicó que buscarán que se acuse al progenitor por “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por ser una menor de edad”.
La carta de M.
"Hola, Soy M. Desde hace tiempo tengo la necesidad de contar lo que me pasó. No hallaba el momento, ni las palabras. Hasta que llegó. Es hoy, lo que yo me atreva a contar; es algo que toda niña y adolescente debe saber. Hoy voy a contar para sacar de mi interior ese calvario.
Hace aproximadamente dos años decidí irme a vivir con mi papá.
Recuerdo que ni siquiera podía ocultar la emoción que sentía en ese momento, cuando iba a empezar una nueva etapa en mi vida con él. Aunque hoy no lo puedo llamar padre.
Nunca viví con él, solo pasábamos los fines de semana. Yo tenía 14 años y no sabía nada, estaba por cumplir 15 años cuando comenzó mi calvario...
¿Pero quién iba a sospechar? ¡Yo era su hija! Pero no le importó. El abusó de mí sin tener en cuenta que era su hija. Y no, no lo provoqué, no me lo busqué, no andaba con ropa apretada ni minifaldas.
Por suerte pude escapar, logré salir de esa situación. Cansada de vivir repetidamente los abusos y acosos. Me escapé en abril del 2020 y fue en noviembre del 2020 cuando pude hacer la denuncia. La causa descansó por falta de apoyo y no fue hasta marzo del 2021 cuando tome la decisión de dejar de existir para borrar los recuerdos oscuros y dolorosos que me obligó a vivir.
La Justicia no se hizo cargo hasta que apareció ella, mi abogada Daniela Morales Leanza, quien me representa como querellante en esta lucha. Mientras yo me encontraba internada un sábado a la noche, la causa llego ese mismo día a manos de la Justicia y mi mamá fue citada un día domingo para declarar lo sucedido.
Llegué a pensar que, sin mi decisión de ese fatídico sábado y sin Daniela, este caso sería un archivo más que quedaría olvidado, impune y sin justicia. Mientras, él comía asado con su familia como si nada. Yo podría haber sido otra más que no está para contarlo. Otra niña, otra adolescente, una más de tantas que callaron por miedo y porque la justicia llegó tarde... una vez más.
A pesar de todo esto no me permitían declarar porque la fiscal consideraba que no era apropiado. Luche con todas mis fuerzas hasta conseguirlo.
Hoy él está preso, solo hizo falta que mi voz fuese escuchada. Siento un poco de seguridad y comienzo a vivir. Hoy tengo la fuerza para seguir luchando, para contar mi verdad, y para que todas esas chicas que están en mi situación sepan que el ser padres no los libera de responsabilidades. Voy a luchar fielmente por lo que pasó, para que no haya más niñas ni adolescentes encerradas con miedo a contar su verdad.
Nadie los busca, nadie los provoca, nadie les dice que sí. No tienen derecho a hacer nada, ni pegar, ni abusar. Mucho menos matar.
¡LAS NIÑAS NO SE TOCAN!".