Una persona con discapacidad, una mamá con un cochecito de bebé, una persona que usa bastón, un niño o cualquiera que quiera recorrer las veredas de la ciudad de Córdoba se choca con espacios rotos, raíces de árboles, baldosas levantadas, basura.
Todos obstáculos que transforman el recorrido en un camino imposible, sobre todo para personas con algún tipo de discapacidad.
En el móvil de Arriba Córdoba, recorrimos junto a María Ines y Fernando la calle Avellaneda en uno de los laterales del Colegio Alejandro Carbó.
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“Hay muchísimas veredas que no están en condiciones (…) No hay rampas en ningún lado”, dice María Ines desde su propia experiencia que le provoca llega tarde, transitar con miedo y depender siempre de alguien que la ayuda.
Su sensación se comprueba en los datos. Según un relevamiento hecho por la fundación Relevando peligros, en diciembre del año pasado, el 94 por ciento de las veredas no están en condiciones y el 69 por ciento de las manzanas no cuentan con las rampas.
Sandra Meyer, resopnsable de la fundación que trabaja hace años para disminuir el riesgo en las calles de la ciudad pide que todos los involucrados se pongan a trabajar: “Acá tenemos que llamar a la reflexión a la gestión, a los vecinos, a los empresarios para tener las veredas en condiciones y los frentistas, sobre todo”.
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“La sociedad es diversa, no todas las personas son iguales, no todos tienen el mismo estado físico”, dice María Ines en un pedido de mayor empatía por parte de todos: “Revisar el estado de las veredas es muy importante para que todos puedan circular, es una señal de igualdad”.
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